Fuimos a celebra el aniversario allí mi mujer y yo.
En primer lugar no tienen carta y el camarero te va engatusando para que termines pidiendo los platos mas caros.

Entrantes
Mejillones al vapor y gambitas en tempura

Platos

Rape a la marinera y solomillo

20 EURACOS POR PLATO. UN ABUSO TOTAL. SOBREVALORADO!!!

UNA BOTELLA DE VINO BLANCO

Y DE POSTRE COULAN DE CALABAZA.

En total 90 y tantos euracos COSTO LA CENA.

Me lo recomendaron y tenían razón: se come bien, y de vez en cuando es bueno escaparse de la capital para ver qué hay alrededor. Queda en una calle anodina de Benifaió, con posibilidad de aparcar fácilmente en la cercanía. El restaurante es formal y en servicio atento; la clientela crea un ambiente popular. Pedimos entradas -más allá de las que te sirven directamente en la mesa, coca de alcachofa-: cocochas y croquetas caseras; unos prefirieron el solomillo, que sirven con pastel de patata; otros el rabo de toro, en plato generoso; el resto, merluza, ración grande y bien cocinada. Valió la pena.

He ido en varias ocasiones a este restaurante a comer con mi marido y más gente y el trato siempre ha sido muy bueno, al igual que la comida.Despues de un tiempo sin ir nos apetecia comer allí, así que hemos reservado mesa para comer mi marido y yo. Nos han sentado en una mesita nada mas entrar justo en la salida de la cocina y al lado de un frigorífico, el restaurante estaba completo así que se entiende y no hay problema. Hemos pedido lo que nos gusta más de alli, de entrantes colitas de gambas que están muy buenas y pulpo crujiente, (el cual no quedaba) así que hemos decidido probar la sepia,de beber dos cervezas y de primero nos apetecia pescado, así que entre lenguao, merluza y rodaballo hemos decidido comer los dos merliza pil pil. Nos han servido la crema de verduras que sirven siempre con pan y rosquilletas, y luego los entrantes, hasta ahí todo bien, aunque en ningún momento se han acercado a rellenarnos las roqsquilletas, cosa que siempre que hemos ido lo han hecho, ni a ver si queríamos más bebida ni nada por el estilo... cuando nos terminamos los entrantes esperamos la merluza y cuando ya llevabamos 40 minutos esperando desde que nos habiamos termnado los entrantes( nos parecia mucho esperar pero bueno un sabado y el resturamte lleno) por fin se acerca el camarero a nuestra mesa para decirnos que no hay merluza, cosa que no nos ha gustado mucho logicamente porque llevabamos mucho rato esperando y entendemos que eso es algo que deberian habernoslo dicho antes, no cuando se supone que deberíamos estar comiendonosla... bueno nos hemos conformado con solomillo porque no habian muchas más opciones que elegir de pescado. El solomillo NADA que ver con las veces anteriores, lo han servido como si estuviera guisado y la verdad que para valer 20€, nada bueno de sabor. En fin, un desastre de comida, el camarero ni se ha disculpado por la tardanza, ni por la mala atención, lo cual no nos ha gustado nada teniendo en cuenta que ibamos a pagar alrededor de 80€ por una comida de dos. Ante tal servicio y comida, hemos decidido no tomar ni postre, ni cafe y nos hemos ido bastante disgustados. El total de la comida 85€ y cruz y raya a este sitio, seguro que no volveremos.

Comida informal de viernes, con algo de prisa. Pasamos por la puerta de Juan XXIII y nos decidimos a entrar. La decoración tras la reforma es de sitio de categoría. La cercanía a Almussafes hace que sea sitio frecuente de ejecutivos de Ford y de empresas del polígono cercano. Tomamos dos entrantes y fideua para dos.

Carpaccio de ventresca. Para los aficionados a la comida japonesa, era Otoro, muy veteado de grasa y absolutamente delicioso. 13 euros por un carpaccio de ración generosa y calidad inmejorable.

Montaditos de cococha. 2 por barba, perfectos de textura, finísima la fritura. 2 euros cada uno

Fideua. Hecha con fideo fino, con muchísima sustancia y tropezones varios, de rape, gambitas... Enorme el caldero pero finísima la capa. Vicio puro.

No tomamos postre.

Restaurante recomendado en Michelin en el apartado Bib Gourmand. Un secreto para gritarlo a voces.

Servicio atento y muy cordial.
Buena materia prima ensalzada con una elaboración sencilla pero profesional.
Aperitivo: chupito de crema templada de judias, rica.
Para compartir: croquetas de sepia, correctas.
Para compartir: berberechos al vapor, extraordinarios.
Vino sugerido: Enrique Mendoza Chardonnay, nos encantó.
Paella de marisco para tres, muy buena de sabor, punto del arroz y cantidad de las raciones.
Postres a la altura.
De lo mejorcito de la zona, muestra de ello es la parroquia que congrega a diario: poco turista y mucho paisano con corbata.
Sólo tiene el inconveniente del entorno, no se corresponde con el acogedor interior.
Volveremos.

Soy un asiduo de este Restaurante. Nunca defrauda. Materia sprimas de calidad y bien ejecutadas. Sin florituras culinarias. Excelente relación calidad/precio, incluso en el vino, por cierto, bien elegido. Lo de servirlo, lo dejamos en el terreno de lo correcto y para mi adecuado, pués eso de envinar las copas y manosearlas tanto, antes de servirtelo, no mejora en absoluto la calidad del caldo, si está bien elegido.

Restaurante de aire moderno y muy acogedor con un muy buen trato al cliente.

He estado cenando un par de veces y siempre con productos de calidad. Buenos entrantes y excelentes carnes y pescados.

Por poner un pero decir que la carta de vinos es algo corta.

En Benifaio hay que probar el Juan XXIII.

Todo queda resumido por el titular. Amabilidad, calma, sabor, punto. Todo "buenissim"
En estos casos, la michelín acierta y descubre una perla en un pueblo que en principio ni es turístico, ni monumental. Y sin embargo este restaurante, merece una parada, para disfrutar de: APERITIVOS, PESCADO, y El ARROZ, de gran calidad, en el país de los arroces.
El trato es amable y el local amplio, compartiendo la barra con el comedor. El servicio de vinos, más discreto... Nadie es perfecto.

Benifaio, almussafes.... pueblos donde por simple población no es lógico que existan restaurante de clase media - alta, es una zona "rara avis" debido a la proximidad de la factoría de Ford.

Este restaurante es, simplemente, excelente. De lo mejorcito que hay en toda la provincia incluída la capital.

He acudido en 4 ocasiones y nunca defrauda.

Los arroces son buenísimos, pero las carnes y los pescados frescos no desentonan.

Las entradas, tradicionales, tienen una calidad fuera de lo común. Unas simples gambas a la ajillo, o una sepia, tienen una calidad excepcional.

Esta vez, debido a la visita de compañeros madrileños, pedimos un arroz a banda. Simplemente sobervio.

Buenos vinos, entre ellos valencianos. El tratamiento de los mismos simplemente aceptable.

El local es lo suficientemente amplio como para mantener la intimidad entre las mesas.

Clásico en el concepto y platos. Maravilloso en materias primas.

volveré.

Este mediodia he ido a comer con unos compañeros de trabajo,el trato del personal correctisimo como siempre.Un plato de jamon iberico con unas virutas de queso sensacionales,berberechos al vapor y unas maravillosas gambas a la plancha ,unas frescas y deliciosas puntillas.Para comer un arroz meloso con alcachofas,sepia ,almejas y gambas .De remate un variado plato de fruta fresca y un impresionante helado de vainilla con caramelo.Recomiendo a la gente que vaya a este excelente restaurante,pidas lo que pidas seguro que aciertas.Felicidades para este equipo de profesionales.