Nada destacable

El restaurante tiene fama en la zona y la verdad es que yo no se muy bien el motivo. Uno de tantos restaurantes de salones muy grandes (parece un antiguo merendero) donde sirven las típicas tapas “playeras” y luego un arroz. Ni mejor ni peor que el resto.
Empezamos picando unos calamares, sepia y pulpo ¿a la brasa? que resulta algo seco pero tiene un intenso sabor. También un par de ensaladas; tomate, lechuga, huevo duro (lo habitual, nada especial).
Antes del arroz unas gambas a la plancha (buen sabor pero tamaño medio). Rematamos con un arroz a banda bien cocinado y correcto en cuanto a “tropezones” y fondo de sabor (sin ser destacable no estaba mal).
Para mi gusto lo mejor fue el postre, un suave hojaldre con helado y chocolate negro caliente añadido por encima.
En cuanto al vino tienen una carta amplia teniendo en cuenta el tipo de restaurante-merendero del que estamos hablando. Incluso tiene una decentes selección de cavas y champagnes (Ruinart Blanc de Blancs, L.Roederer Brut, más allá del típico Moet). Optamos por LR Brut y un vino tinto (Sta.Rosa). El servicio consiste en abrir y (a veces) dar a probar.
En cuanto al entorno, lo dicho, restaurante con montones de mesas donde (como en otros tantos locales de restauración) no se considera una opción encender el aire acondicionado aunque en la calle se superen los 35º. Para combatir el calor terminamos con unos GT que nos dejaron preparar cada uno a nuestro gusto.
Recomendable si quieres comer algo sin complicaciones pero no aporta nada especial.

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