A mi parecer uno de los peores restaurantes de St. Cugat

El pasado viernes 8 de mayo fuímos a cenar a este restaurante “fashion”. Que decir…
En otros comentarios, declaran la entrada como algo remarcable… en fin, todo lo remarcable que puede ser una entrada con alfombra roja y velas (para gustos colores).

Sin embargo, yo tengo la mala costumbre que cuando voy a cenar, esperar cierta aportación gastronómica.
Nuestra experiencia, repito, NUESTRA experiencia fue un desastre. No solo por el cúmulo de errores y despropósitos, sino también por la falta total y absoluta de cariño y cuidado en la elaboración de los platos.
Teníamos menú de grupo (25 €). Cuando llegamos nos comentan que no se puede fumar en todo el local (a mi me parece bien, no soy fumador), sin embargo, al poco vimos como les traían ceniceros a una mesa en la sala contigua sin separación mas que el marco de la puerta. A lo que algunos de nuestros comensales respondieron con encenderse sus propios cigarrillos al son de aquí o todos moros o todos cristianos.

Al poco apareció el encargado y en un tono agradable pidió que por favor apagaran los cigarros, ellos recriminaron lo de la mesa vecina, a lo que él contestó: “Ya, pero es que ellos tienen aire acondicionado”. Increíble, nosotros sin aire (estaba estropeado, con un ventilador que nos “apañaron”, cosa que no voy a criticar por que creo que un fallo mecánico, solo es eso, un fallo mecánico). Pero la respuesta… está claro que no sentó demasiado bien a mis sudados amigos.

Sin embargo, esos son temas de gestión de clientes, no de cocina.
En ese aspecto fue peor. Mi primer plato fueron unos makis… hasta hoy nunca me había encontrado con el arroz de un maki o una pieza de sushi crudo… igual se trataba de experimentar con nuevas texturas, no sé.
Una compañera pidió ensalada de rúcula… a lo que el cocinero le deleitó con una ensalada de escarola con dos, si si DOS! Hojas mustias de rúcula. Y cuatro langostinos que más tarde descubrí en mis carnes, que estaban muy muy muuy pasados.
Lo divertido fue que una de las camareras, dejó los platos de makis en medio de la mesa sin decir esta boca es mía, y algunos comensales pensando que eran un pica pica, asaltaron algunas piezas de ellos sin querer (detalle anecdótico, pero demostraba que las camareras monas eso si y las pobres sirviendo con tacones, de profesionales lo justito).

Con todo esto, el anfitrión de la cena se pidió una cervecita para esperar su primer plato, la chica se la trajo con una sonrisa, (eso si, la actitud de nuestra camarera fue buena.) y le dijo: “perdone, se tiene que pagar ahora” Perplejos nos quedamos… bueno, se sacó dos euros del bolsillo (me pregunto si le hubieran pasado la tarjeta si no hubiera tenido efectivo) y abono el “extra” en el aperitivo (por cierto, inexistente, ni una triste aceitunita). Por cierto, a día de hoy todavía el anfitrión espera el vaso para la cerveza de pronto pago.

Segundos platos: Mi caso fue lenguado con salsa verde… en fin, lenguado cocido al microondas (lo puedo demostrar, estudié 5 años cocina y tengo un microondas y lenguado congelado en casa) con aceite y un poco de perejil picado, si si UN POCO DE PEREJIL PICADO, pero además del de bote seco, nada de perejil fresco.¿Que ha pasado con la sala verde? ¿Una veloute con perejil? En fin, me acordé que era en salsa verde al cabo de un rato, porque entre conversación y conversación empecé a comer sin pensar en lo que 10 días antes había decidido de menú (si, tienen como costumbre solicitar que cada comensal elija el menú el día de la reserva).

Mi mujer tuvo la gran suerte de pedir bacalao al la muselina de piquillos, en fin… esta critica me la guardo porque no puedo argumentar nada que no sea o subjetivo por los acontecimientos de esa noche o simplemente resultado de mi paladar mas o menos acertado.
El postre no se podía elegir, nos sorprendieron con un flan con nata (de bote, claro).

A mi parecer un restaurante que quiere dar una imagen de “snop” o por lo menos cierto estilo, no debería caer en errores como que cuando te apoyes a la mesa te quedes pegado con el azucar del último cubata apoyado o que tengas que rascar los cubierto con la uña para quitar restos de manjares anteriores.

Entiendo que el glamour de este restaurante destinado a grupos con mas ganas de cubatear que de comer se queda incrustado en la alfombra rojo de dudoso gusto culinario.

Por cierto, al terminar la cena nos invitaron a ir al chillout que tienen en la planta baja… ¿Chillout? Eramos 12, fuímos los primero en acabar de cenar y los primero en llegar al chillout… y dos nos quedamos de pié en la barra debido a las dimensiones del chillout.

Repito que esta fue MI experiencia, pero de todos los restaurantes que conozco en Sant Cugat, este es de los que mas me ha motivado a escribir. Curioso.

  1. #1

    Pelos

    Pues vaya trato!!. Te aseguro que yo me levanto y me voy.

  2. #2

    Ganchitonasis

    Es el problema de ir a una cena que alguien de la mesa organizó con ilusión, que no puedes montar el cirio porque quien se sentiría mal es la persona que reservó mesa en este restaurante sin saber lo que pasaría. De ahí a que no dijeramos lo que realmente opinabamos en la mesa.

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