Extraordinario

L’Escaleta está ubicado en un chalet a las afueras de la ciudad de Cocentaina. En el exterior nos encontramos unos cuidados jardines y una bien equipada terraza. Contrasta la moderna recepción con la sala de estilo rústico y mobiliario de estilo clásico. Las mesas vestidas con un mantel blanco y un hatillo de tomillo. Buena separación entre mesas.

La carta está compuesta por seis entrantes de autor, otros tantos basados en el producto, tres arroces, seis platos de pescado, cuatro de carne, selección de quesos y seis postres, cada uno de los cuales opcionalmente armonizado con su copa de vino dulce. Platos muy bien presentados. Ofrecen tres menús degustación con posibilidad de maridaje de los mismos. El servicio es muy profesional, discreto y con buenos “tempos” del mismo.

Carta de vinos muy amplia, muy bien seleccionada, separada en dos volúmenes: generosos, blancos, espumosos y dulces y el otro para vinos tintos y cada uno de ellos clasificados entre españoles e internacionales y organizados por DO’s o indicaciones geográficas. Los precios muy ajustados. La cristalería es Riedel de alta gama. La temperatura y servicio del vino perfecto.

Nuestra experiencia, como no nos terminaba de convencer el menú degustación ofrecido, cenamos a la carta:

•Al pan, que estaba bueno pero tal vez no a la altura del resto de las elaboraciones, le acompañaba una manteca aromatizada con hierbas aromáticas de la sierra de Mariola, con predominio del romero y textura parecida a la del merengue, muy buena.

•Corte helado de ajo y pericana: helado de un suave ajo y el pimiento seco hace las veces de galleta, exquisito.

•Miniaturas encurtidas con diferentes aliños, el del pimiento recordaba a una colonia, curioso comerlas con pinzas.

•Turrón de foie, en una porción como la que todos solemos cortar el turrón, la base superior decorada con polvo de oro, de este plato destacaría la textura entre el crujiente del turrón y la suave cremosidad del foie, con un predominio dulce (tal vez demasiado, pero que no me importó por lo goloso que soy).

•Blanco y negro de botifarra de calamar sobre infusión de coco y jenjibre, original presentación y muy buen sabor.

•Arroz seco de caza y setas, solo un grano de grosor realizado y presentado en una plancha de hierro, cocido al horno, intenso de sabor y un pelín falto de cocción.

•Hígado de pato al barro, cocido dentro de una bola de barro y presentado con un bizcocho de remolacha, contundente de sabor.

•Jabalí con glaseado de anguila ahumada, bueno, pero nada sorprendente, el plato que junto al pan, menos me gustó.

•Postres muy originales: cuajada con leche de higuera, sorbete de higo fresco e higos secos empapados con pedro ximenez, armonizado con el PX número doce del grupo Navazos. El otro: sorbete de calabaza, carne de caqui y merengue seco de mandarina, con un Casta Diva, La Diva 2003.

•Cafés y un gin tónic de G-Vine con fever tree.

Iniciamos la cena con una copa de champagne y la manzanilla pasada del grupo Navazos, número ocho, para seguidamente dar cuenta de una botella de María de Alonso del Yerro 2004, que diligentemente Alberto (sumiller) decantó ya que presentaba gran cantidad de posos. Además de las dos copas de vinos dulces con los postres.

Todo ello por 183,29 euros para dos comensales.

Premios Verema

  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2013
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    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2014

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