Comer corriendo

Fuimos tres personas por recomendación de una de ellas, al entrar el lugar me gustó, algo ruidoso pero poco si vemos a la velocidad que les hacen trabajar al servicio y la amplia cocina abierta. Las mesas se comparten y están pegadas unas a otras por lo que no es lo que se dice un lugar de buena sobremesa. Vajilla, y cristalería regular y mantel de papel, casi un nuevo concepto de fast food de calidad. Pedimos tres flautas de cerveza y una nordic limón para beber. Comimos Hummus, Guacamole, Provolone al horno, tartar de atún (ejem, también con guacamole, prefiero otras versiones de este tartar ya que el aguacate se come al atún), yakisoba y Huevos con sobrasada. Nada de lo que comimos merece mención especial, aunque si que siendo justos tampoco nada era un completo desastre. Aprobado justito. Los postres mejoraron, pedimos crema catalana y tarta de queso (buena). No pedimos café y puedo asegurar que desde que atravesamos la puerta de entrada hasta que salimos pasaron poco más de tres cuartos de hora.

No soy amigo de la velocidad en la mesa por lo que mi opinión al respecto de éste lugar no puede ser buena. En cualquier caso curioso establecimiento en el que se pueden degustar tanta platos tradicionales como de cocinas lejanas.

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