Situado en la calle del Pez, muy cerca del teatro Alfil. Comedor informal decorado en colores vivos. Servicio suficiente.
La comida es americana pero lejos de las típicas hamburguesas.
Lo mejor, el Gumbo, una sopa especiada y picante de pescado y marisco, originaria de Nueva Orleans, aunque aquí se sirva con el tabasco aparte para que cada uno ponga el picante que más le guste, y el maricso no pase de unas gambas congeladas. Pero está rico.
También tienen fama los Tomates Verdes Fritos, que están bien rebozados en harina de maíz aunque no tengan excesivo sabor.
Entre los segundos, el Picantón, que es un pollo pequeño macerado con salsa picante y luego frito, que está bueno aunque viene incrustado literalmente en un pelotón de puré de patata bastante denso. Suelen merecer la pena el Bonito Bronceado, ennegrecido a la plancha al estilo cajún, bien de punto habitualmente. Y el Solomillo preparado con una técnica semejante.
Postres hipercalóricos, como la Cheescake, una tarta de queso típicamente americana, es decir: densa, dulzona y con una galleta poco sutil. O el Brownie, en la misma línea.
Aparte de la carta, en las pizarras que cuelgan de las paredes se ofrecen las sugerencias del día.
Tiene carta de cócteles a precios más o menos razonables.
En nuestra última visita tomamos 2 Gumbos, un Picantón y, fuera de carta, una Carne mechada de cerdo con una salsa parecida a la barbacoa, que no estaba mal pero salió un tanto fría de la cocina y resultaba algo pesada. De postre, un Cheescake.
Con dos cervezas y un cóctel a base de Borbon, aproximadamente 70 euros.
Ha subido precios respecto a otras visitas. En fin de semana suele hacer dos turnos.
Siento discrepar de la anterior opinión. No se si el día que fui las cosas fueron especialmente mal, pero no me gustó. La sopa gumbo me defraudó, trajeron unas alitas de pollo de una calidad similar a las que puedes tomar en un Mc Donald, el pan recalentado del día anterior, se partía al tocarlo, las raciones escasas y la calidad de restaurante barato. El servicio, no obstante, es agradable, mal servicio de vino y en cuanto a ambiente decoración simple y amplitud escasa y francamante mejorable. La relación calidad precio con treinta y cinco euros por persona por una comida "basura" entiéndase el término en su acepción relativa al tipo de comida servida, bastante mala.
Cocina de la Nueva Orleans, no conocía esta cocina y debo de reconocer que es maravillosa!!! Pollo, Gambas, verduras todo en brochetas o a la planca con muchas especias y preparaciones de calidad. El local esta pequeño conviene reservar, es un sitio sencillo pero muy bueno, los precios no son barratos pero los platos no defraudan.
Teneís que probarlos os sorprenderá.
Para los vinos carta muy sencilla con pocas referencias de calidad.
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