Probamos el menú degustación (a 15 €;) con algunos platos (a compartir) bastante más acertados que otros (el carpaccio, por ejemplo, inundado de queso que hace imperceptible el sabor del pato). No me gustó que sustituyeran un plato del menú por otro, argumentando que se habían quedado sin. Menú desigual, pero el precio lo compensa. Tal vez tirando de carta la oferta seguramente mejora.
En cuanto a los vinos por copas, sólo me propusieron tres. Carta bastante amplia, en orden alfabético (a mi me parece un poco incómoda de manejar). Buenas copas Schott, mesas excesivamente pequeñas, manteles y servilletas a mejorar. Cierto desorden (carteles despegados en las paredes, cajas acumuladas en las esquinas) deslucen el interior.

La carta de vinos y el servicio de los mismos es lo mejor. En la carta de vinos hay cosas nuevas interesantes. La comida esta bien algo corta. El sercicio es excesivamente lento, el dia que fuimos habian 35 personas habiendo solo una chica para todas las mesas. La cocina iba muy lenta.

Descubrí este restaurante hace dos semanas y quedé gratamente impresionado. Dispone de un servicio de vino por copas, gracias a un sistema q impide el acceso de oxígeno a la botella (como amablemente me explicaron), que puedes acompañar con algunos de los platos que propone. Nosotros los degustamos como tapas. pedimos, en este orden, ensalada de habitas con jamón y foie; carpaccio de pato con vinagreta de frambuesas, nueces y parmesano; tartar de pescado azul, con cebollino y mostaza; farsellet de sepia en su tinta. los tintos que bebimos, provenían de las botellas que se encontraban abiertas esa semana (tengo entendido que las van rotando). Un Clos Martinet 2002 y otro de los hermanos Lurton, argentino. Los postres riquísimos. recomiendo el brownie, aunque tienen una amplia selección. El precio 50€ aprox. para dos personas. ese fue mi primera experiencia, pero ya he vuelto dos veces