Al final llegó el día de visitar el Maralba. Llevaba ansioso desde hacía un par de semanas, cuando hice la reserva. Y las expectativas eran altas, muy altas de hecho, en vista de los comentarios de muchos foreros de confianza.
Cristina ya nos esperaba. El amigo Oscar se había “chivado” de nuestra visita y le había dicho que nos trataran muy bien. Seguramente nos hubieran tratado igual de bien, seguro, porque uno ya ve el tipo de personas y de profesionales que son, pero desde aquí quiero agradecer a Oscar el detalle que tuvo.
Entrando en materia, nos decidimos por el menú largo, el menú sorpresa de Fran Martínez. En principio ofrecen maridaje sólo para el menú más corto pero Cristina nos dijo que no había ningún problema para montarnos un maridaje para el menú largo. Y eso fue lo que decidimos. Empezamos por los snacks, todos a muy buen nivel:
- Melón marino: bolas de melón confitadas en caldo de berberechos y mejillones, muy original y buen resultado.
- Tortas de gachamiga serrana con piel de sardina salada: de éste tanto Rosa como yo nos hubiéramos comido unas cuantas. Primer homenaje a la cocina manchega. Muy buenas.
- Ajopringue manchego con pan tostado: continuando con otro plato manchego, con sus piñones como mandan los cánones.
- Tajada de cerdo con manteca especiada, lima y menta: la piel del cerdo frita y crujiente y con la grasa preparan una manteca especiada con la que rellenan la piel. Qué rico!
- Cornete de atascaburras: fino cornete relleno de atascaburras (especie de brandada de bacalao muy suave).
- Pimiento seco y frito: de lo más original, crujiente y con ese punto dulce. Me gustó mucho.
A continuación pasamos a las tapitas sorpresa:
- Bombón de queso manchego curado al romero: cremoso queso recubierto de una capa que diría que era de chocolate blanco. Te lo metes de una en la boca donde explota. Ahora mismo estoy salivando sólo de recordarlo. Eso debe ser que me gustó ;)
- Cucharita de mejillón con espuma y perlas de Martini: bien.
- Boga macerada en cítricos con su piel crujiente: pescado mediterráneo que no conocía y que me gustó mucho de la manera que lo preparan.
Seguimos con los platos principales:
- Pulpo de roca con alcachofas confitadas en aceite de anchoas y caldo caliente de alcachofas al fuego: excelente combinación y ese caldo de alcachofas al fuego muy original. Por cierto, ese maridaje con la bota de fino nº 35 de Macharnudo Alto más excelente aún si cabe.
- Habas repeladas con royal de michirones, velo de panceta ibérica, tomates secos y consomé de jabugo: la frescura de las habas contrastaba con la potencia del consomé de jabugo, y ese punto del tomate seco logran una muy buena combinación.
- Canelón de calamar en su tinta con leche de almendras tiernas y huevas de tobico: lleva 4 años en la carta, con eso uno lo dice todo. Es un clásico del Maralba. Para mí un plato de antología, brutal, una auténtica delicia.
- Liebre en escabeche, con crema de las verduras del escabeche e infusión de conejo y hierbas de monte de la zona: potente la liebre, con esa ligera infusión (sólo tienen el caldo de conejo unos segundos infusionando en las hierbas) que le aporta aún más sabor a monte. El monte en el plato!
- Ravioli de morteruelo de caza con virutas de pichón de caserío y jugo de caza: cortesía de la casa, por si el menú se nos quedaba corto, jeje. Pura potencia de la carne de caza. En la línea del resto de platos.
- Pescado de playa (cabracho) con carpaccio de galeras y algas marinas: después de la montaña viene el mar, pero qué mar. Se huele, se saborea, se disfruta. Ese carpaccio de galeras era puro Mediterráneo.
- Vaca al brandy con tartar de setas de temporada: excelente el taco de carne de vaca, con una cocción perfecta. Según nos comentaron, utilizan un horno de precisión para obtener las cocciones a la temperatura deseada.
Y ya en las últimas (unas más que otros, claro) los postres:
- Flan de tarta de queso, bizcocho de nueces, sorbete de lavanda, virutas de mango y caldo de mango y maracuyá: muy bueno, sobretodo ese flan de tarta de queso.
- Bombón de biscuit de chocolate relleno de jengibre, mousse de chocolate al cardamomo y sorbete de pomelo: buenas combinaciones del chocolate y ese sorbete refrescante. Bien.
Acabamos con cafés y unos excelentes petit fours. Respecto al maridaje, tomamos:
- Tribel de Mirabel 2009.
- La bota de fino nº 35.
- Edra blancoluz.
- Refugallo blanco 2007.
- Tierras de mediodía 2007.
- Benito Santos “terra de calago” 2011.
- Sorrasca 2010.
- Vermouth Masroig.
- Domaine des Coqueries.
Buena elección de los vinos por parte de Cristina. En general maridaron muy bien con los platos que acompañaban. Respecto al servicio, tanto Cristina como los otros 2 camareros muy amables y competentes. Muy buena explicación de los platos y de cualquier duda que tuviéramos. Muy buen servicio del vino, en ningún momento tuvimos la copa vacía. Carta de vinos con muchas y muy interesantes referencias tanto nacionales como internacionales. Respecto al precio, pues de lo mejorcito en RCP que he visitado, si no el mejor.
Al acabar la comida nos invitaron a pasar a la cocina y estuvimos un buen rato charlando con Fran. Como ya he comentado antes, muy buena gente y excelentes profesionales que disfrutan con lo que hacen. Si no fuera así, no nos harían disfrutar de una gran comida como lo hacen.
En fin, nos costó hacerles la visita pero ha valido mucho la pena. Las siempre peligrosas expectativas se han visto cumplidas con creces. Desde luego, uno sale de allí sabiendo que a poco que tenga la oportunidad volverá, y eso siempre es la mejor señal. Y si no que se lo pregunten al amigo Oscar ;-)