Gran decepción, tenía muchas ganas de ir y la verdad no creo que vuelva.

Gran decepción, tenía muchas ganas de ir y la verdad no creo que vuelva. las tapas me parecieron casi microscopicas y sin sabor, un rollo de bonito insipido y una vieira con la famosa espuma de cigalas ahumadas muy justita. De primeros cocochas ricas y un plato con huevos de payés y caldo de garbanzos regular siendo generoso. De segundos una butifarra de mollejas correcta y un cordero pasable. De postre solo había cinco opciones de las que solo podías elegir tres si lo hacías después de comer tomámos torrijas con helado de café con leche que fue los mejor de la comida, junto al vino un Artadi Pagos Viejos como siempre fantástico. 240 € dos personas juzguen ústedes mismos, yo que estoy acostumbrado ya a todo, entre 150 y 180 hubiera ya sido, muy generoso.

El servicio me pareció bien, buenas copas , aunque me tomo nota la persona de recepción y la que me hizo la cuenta, y para mi muy pesados en el servicio del vino en cuanto bebías un poco inmeditamente te llenaban la copa, parecía que querían la segunda "vender" la segunda botella como fuera...la carta de vino me pareció la típica situación " vamos a hacer algo diferente como sea", para mi gusto desordenada y agrupada sin un razonamiento lógico,y además del uso el material que la compone estaba sucio, y me dió la impresión de tener referencias en la nevera que tienen a la vista que no estaban en la carta....en Barcelona si no mejora mucho lo va a pasar mal...

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