Local pequeño y algo frio en su decoración. Sábado noche de San Jose, con todas las mesas ocupadas.
La carta de vinos es bastante amplia y bien seleccionada. Optamos por un Champagne Pierre Gimmonet (37,15€). En cambio, el servicio de sala que nos atendió tenía poca experiencia.
Tomé los siguientes platos:
- Caballa con una fina lámina de tocino de ibérico: buena combinación de sabores aunque en este caso no me acabó de convencer (me gustó mucho mas la versión con alcachofas y trufa del restaurante Els Casals que había tomado el día anterior).
- Arroz de bacalao. Nombre engañoso porque el arroz no se veía apenas. Era bacalao con un pequeño fondo de arroz. No me entusiasmó, lo encontré un plato falto de personalidad.
- El postre fue lo mejor: coca de roquefort con manzana y lichi.
En definitiva, me esperaba algo más de la cocina y entorno de este restaurante, del que tenía buenas referencias.
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