Hace ya bastantes meses.
En su lugar ha abierto Itaca, del que acabo de subir comentario.

Es la 5ª vez que acudía a este restaurante, y me temo que será la última. No por la comida, que mantiene una buena RCP, con amplia oferta de primeros, segundos y platos para picar y compartir. Ni por el vino, que sale del paso como hasta ahora. El problema es que la atención fue nefasta, y después de 1 hora de espera algún comensal quedó sin cenar, porque no habían tomado nota correctamente de la comanda. Me temo que era porque el camarero no entendía bien nuestro idioma, lo que ya permite adivinar todo lo demás. Y ni por asomo hubo ni una disculpa. Lo que iba a ser un rato de esparcimiento se convirtió en un muy mal rato.
Siento tener que compartir esta malísima experiencia, pero no me verán más por allí.

Está situado en pleno casco viejo tarraconense, en la coqueta Plaza del Rey, a la sombra de la Torre del Museo de la ciudad. Zona animadísima por la noche y con una terraza donde se está en verano divinamente. No es muy grande y está muy concurrido por lo que es recomendable reservar. Cocina sobre todo casera, con buen producto, no muy elaborado y raciones correctas tirando a abundantes. Los calamares rebozados estaban espléndidos. Servicio normalito. Cristalería muy corriente. La carta de vinos es aceptable, a precio correcto. Tienen armario-bodega, pero la mayoría de botellas están a temperatura de comedor, por lo que hay que enfriarlas un poco. El punto débil es la acústica del comedor principal, muy deficiente, por lo que a poca gente que haya tienes que alzar bastante el tono de voz.
En resumen, un lugar sencillo de cocina honesta y de excelente RCP (pagamos 23€ per capita). Mucho por mejorar con el vino.