Un soberbio restaurante en Rocafort. Ubicado en una casona del pueblo restaurada, resulta sorprendente en muchos aspectos ¡Tienen hasta un cine de verano!
Destaca la iluminación que junto a los separadores vegetales consiguen un logrado caracter intimista.
Materias primas de primerísima calidad y procedencias de lo más diverso. Puedes encontrar un solomillo de Ucrania, vainilla de París, moka de New York...La patata está espectacular.
Cocina sofistacada. Buena carta de vinos y excelente su servicio.
10 para todo el personal. Es un placer escuchar a Pepe cantar los platos.
Muy importante: no tienen prisa. Puedes alargar la sobremesa y nunca sientes que estorbas.
Sobresaliente relación calidad/precio.
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