Me gustó este restaurante en el corazón de Gràcia. No por su diseño, ni

Me gustó este restaurante en el corazón de Gràcia. No por su diseño, ni por ser excesivamente acogedor (las mesas están muy juntas y es algo ruidoso), sinó por sus platillos y tapas de lo más tradicional pero con una buena presentación. Yo me limité a las tapitas y un par de copas, buenas tortillas, calamares y foie. Tienen un par de referencias de cada tipo de vino por copas y, aunque clásicos, no están mal. Las copas pché-pché pero vi algún decantador y armarito con buenos vinos, por lo que supongo que habrá otra carta más extensa para los que "s’entaulin". Una buena opción para antes de pasarse los fantásticos Verdi, sobretodo si pasas totalmente de restaurantes pseudoétnicos aunque, puestos a escoger, yo prefiero el "D.O.".