Buena carne, si señor

En los últimos años habré venido a este restaurante una docena de veces. En esta última visita me animo a plasmar mi opinión.
Coincido con algunos comentarios anteriores ya que, aunque es un sitio que me gusta por su decoración, su accesibilidad, facilidad para aparcar y buena relación calidad precio, siempre he pensado que detalles como las guarniciones, sobre todo las de verduras, que si no me equivoco eran de bote, y por eso no las he vuelto a pedir, o algunos postres, como el carpaccio de piña, que creo están demasiado tiempo preparados en el plato, y se amojaman antes de servirlo -el último día volví a cometer el error de pedirlo-, esos pequeños detalles desmerecen el principal producto que ofrecen. Me entusiasman sus mollejas de ternera, los embutidos -mal que me pese reconocerlo, estuve comiendo días atrás en Turís en un local donde técnicamente están especializados en embutido, y estos me parecieron mucho más sabrosos y ligeros- y sobre todo el lomo alto de tamaño grande para compartir con mi pareja, muy sabroso y en el justo punto que solicitamos.
Por segunda vez consecutiva repetimos el "Convento de Oreja" Roble, de Ribera del Duero. Confirmó la primera impresión que ya tuvimos, buena elección.
En cuanto al servicio del vino podrían sobre todo mejorar el hecho de, al menos la camarera que nos sirvió, no se apoyara la botella en la pierna para abrir el vino.

Por mi parte y poniendo pros y contras en la balanza, volveré, pese a los pequeños defectos, paso siempre ratos muy agradables.

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