En nuestra última vista a La Salita percibimos muchos cambios, tanto en el entorno, como en las personas, como en la cocina.
El entorno. Han cambiado varias cositas, pocas, pero le dan un aire moderno y renovado. La más evidente el vistoso empapelamiento de una de sus paredes, con un resultado óptimo. Esto es sacar partido a un local.
Las personas. Revolución en cocina, donde han cambiado casi todas las caras, no así en sala, donde se mantienen las mismas.
La cocina. Palpable y plausible evolución, muy inteligente, pues Begoña la efectúa sin perder sus elementos distintivos, sin perder su impronta, ni mucho menos. Así, los aperitivos no son presentados ya en casa de muñecas, carro, barraca o similar (me dio penica, son muchos años…) sino que son servidos en mesa si bien para comerlos con las manos; los platos tornan un poco más vanguardistas, con unos fondos ligeros, frescos, conceptuales y sápidos; los emplatados son bestiales, puro arte (ya lo eran, ahora más) con la disposición de los alimentos conformando creaciones realmente plásticas y estéticas, ayudado por unas vajillas de lo más diverso, singulares, con un diseño rompedor.
La Rodrigo ahí estaba, esa fiera no cambia y ahí sigue, con su valentía, su arte y su carácter. Se le nota a gusto, se le ve guapa, satisfecha, sosegada. Está logrando alcanzar a un nivel muy alto, la evolución ha sido para bien y lo sabe, pero quiere más, y por su cabeza rulan infinidad de proyectos.
Y el servicio de sala… No cambia ¿O sí? Son los mismos, pero cada vez lo hacen mejor. Como relojes, impecables, infalibles. Manejando los tempos con mucha profesionalidad. Cantando los platos con gracia y cercanía. Acompasados. Capitaneados por un Sergio Rodrigo que está que se sale, un gran profesional que crece y crece y que no para de formarse, haciendo stages que luego redundan en beneficio de La Salita… y de sus comensales. Un placer siempre ser atendido por él y por su equipo.
Ah! Y qué comimos? Pues esto:
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• Banana macho con salsa saté
• Carabinero, tamarindo y agridulces. Y su cabeza… a la española
• Quiche Lorraine, mousse de huevas de trucha
• Berlina de huevo frito y anguila ahumada
• Sardinas ahumadas con berenjena a la brasa y sardajo
• Alcachofas, bollit de bajoca y capellans
• Raviolis de erizo, plancton y jugo de berberechos
• All i pebre con bacalao y guisantes simpáticos
• Ensalada templada de lentejas con foie
• Conejo de monte, su bechamel, y mostaza verde
• Olla serrana en croqueta y su consomé
• Guiso vegetal, calçots, queso ahumado, colmenillas y fondo de setas amontillado
• Vaca vieja en dos maduraciones con puré trufado
• Zanahoria, apio, eneldo con sopa de chocolate blanco y yogur
• Todo al rosa: fresas, remolacha, frutos rojos y eucalipto
• Árbol de petit four
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¿Y qué bebimos? No sé, pregúntenle a Sergio, que nos maridó sacando por copas lo que le vino en gana, sorpresa tras sorpresa, comenzando con un falso vermut que en realidad era Gutiérrez Colosía Cream con hielo y rodajón de naranja (jamás hubiera pedido yo eso, pero amigo, qué rico estaba) y finalizando con un tokaji de muchos puttonyos, como él.
Qué bien se está en La Salita, oño! Reservamos ya para la siguiente?
Jeje, yo lo hago cada vez que puedo... ;-)
Chico, yo disfruto como un gorrín, que dicen en mi tierra
Las cigalas a la sal y el arroz "quemado" de Vinícolas. Saludos a los de la Pozona.
Más que quemado, con su socarrat no....
The big Pozo...
Yo creo que Compos se refiere al "arroz plancha" de Aleixandre
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