La parte dedicada a la barra resulta estrecha e incómoda, con mucho

La parte dedicada a la barra resulta estrecha e incómoda, con mucho ajetreo. La parte dedicada al restaurante resulta agradable sobre todo en la iluminación; sala ruidosa y atendida con más esmero que otra cosa. Entrantes típicos pero ricos y con buena presentación para ser un restaurante sencillo.(croquetas, cecina, ensalada bacon, setas..). A destacar el milhojas de verduras, bacon y queso de cabra. Los segundos, que no son muchos (chipirones con cebolla y patatas paja, solomillitos de ibérico, confit y magret de pato con salsa de ciruelas -para mí lo + recomendable-). Postres poco atractivos.
Entrantes a compartir, segundo plato y vino: 20-25 €/persona. Está bien.
En barra existe una pizarra de vinos por copas (escasas opciones y no demasiado acertadas). En el restaurante la carta de vinos resulta curiosa para este tipo de sitios: denominaciones atractivas y no usuales, aunque poca variedad de cada una. Precios del vino no demasiado barato.

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