El de la VI Quedada...

Los restaurantes donde se celebran las Quedadas Mañas son siempre especiales; lógico ya que son elegidos por algún forero con mimo y han de reunir algunas características especiales, la primera ganas de acoger a un grupo numeroso y exigente en cuanto a copas y servicio del vino sobre todo.
Este año no ha sido una excepción y quedamos encantados de la atención prestada. el equipo de sala demostró una gran profesionalidad.
Vaya por delante que la estética del local me gustó muchísimo, un gran salón de techos altos y decoración punto art decó, luminoso, espacioso y cómodo.
Copas de calidad y menaje lo mismo.
Como aperitivos unos estupendos macarons de queso, una galletita de parmesano y un original bizcocho de pesto exquisito.
En ese momento apreció el cocinero, Carmelo Bosque, y nos deleitó con una charla improvisada y práctica sobre el mundo de la trufa, del cual me pareció un experto. Tuvimos el privilegio de poder apreciar las diferencias del producto recién cogido y una vez limpio, su textura, olor y sabor. El perfume era extraordinariamente intenso, tanto que tuve que pedir apartaran la bandeja de trufas de mi lado porque si no no había manera de catar los vinos, tal era su penetrancia. En un par de platos pudimos degustarlas con generosidad.
El menú propiamente dicho comenzó con una ensalada de bacalao marinado, naranja y aceitunas. Estaba bien pero necesitaba un buen chorro de aceite de oliva; como que en la mesa había del mismo aproveché.
Seguía un surtido de setas con yema de huevo y trufa rallada por el maitre en el momento. Me pareció delicioso.
Fuera de lo previsto Carmelo nos obsequió con un risotto de trufa, otro sobresaliente.
Posiblemente el plato más espectacular, por contra el que menos me gustó, lo constituían 3 impresionantes calamares rellenos de calabacín y tocineta ibérica. La presentación era sencillamente espectacular y el trabajo de corte y servicio del plato a cargo de chef y maitre estupendo. Este "mar y montaña" que tanto gusta en Cataluña me pareció un poco soso, eché en falta una salsa que ligara el conjunto, o quizás noté un exceso de calabacín que desequilibraba.
El contrapunto lo tuve en un cochinillo rustido para chuparse los dedos, que es lo que hice.
Como postre chocolate blanco con chutney de remolacha y albahaca, esta última no podía faltar estando en Huesca.
Unos magníficos quesos nos permitieron ir apurando el poco vino que había quedado en las copas.
Pan de 3 tipos, café excelente.
Todo rayó a gran altura, la cocina y el servicio me parecieron de mucha categoría.
El precio del menú pactado era de 55€ pero creo es poco representativo ya que se notaba la "mano" de Luis Oliván. En fin, estoy deseando volver por Huesqueta a comer otra vez aquí.

  • El gran calamar.

    El gran calamar.

  • Setas, huevo, trufa,...mmmm

    Setas, huevo, trufa,...mmmm

  • Macarons salados, ahí es nada.

    Macarons salados, ahí es nada.

  1. #1

    G-M.

    Bien decano, bien!
    Dejando clases de cuajo y poso en estas líneas y en esta quedada... Y mostrando que eres un tipo versátil, un humanista, que igual te defiendes con la reflex que con la pluma...
    Aúpa ese Nacho!

  2. #2

    Nacho_G.F.

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Ahí me has dado, me gustan ambas, pero la pluma siempre estilográfica.

  3. #3

    Abreunvinito

    Toda la vida pasando por los afueras de la ciudad (para ir a esquiar) y sin entrar por ahí. Seré torpe.
    Feliz año

  4. #4

    Nacho_G.F.

    en respuesta a Abreunvinito
    Ver mensaje de Abreunvinito

    BUfffff, saca tiempo de donde puedas y para en Huesca que merece la pena.

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