Segunda noche en Madrid y acudimos a este restaurante habiendo reservado con unos cuantos dias de antelación. Ocupación al 100%.
Perfecto recibimiento, con recogida de abrigos y acompañamiento hasta la mesa, en este caso en el comedor de abajo. Decoracion clasica y un tanto eclectica, con muchos cuadros y fotos de Abraham Garcia e innumerables referencias a la obra de Luis Buñuel.
Las mesas están impecablemente vestidas, con una correcta separación, vajilla que conjuga desde lo mas moderno a bandejas y salseras de lo mas barroco, crstaleria Spiegelau.
Hacer mención especial al equipo de sala, perfecto en su cometido, tanto en el trato como en los tiempos de servicio de platos y vinos.
Mientras nos atendian, nos ofrecieron un aperitivo de unas pequeñas olivillas acompañadas de una copa de cava Agustí Torelló y otra de manzanilla La Guita.
Aquí es cuando Abraham Garcia hace su acto de presencia y te explica dos o tres platos fuera de carta.
En este caso optamos por el menú degustació con maridaje a 110€.
Tras la eleccion del pan, de cuatro tipos diferentes, comienza el maratón de platos.
- Lentejas estofadas con curry, centolla artica y sobrasada.
- Salmorejo con caballa y naranja.
- Mousse de higado de pato.
- Ensalada de invierno.
- Canelón de morcilla de puerro y piñones, gratinado al queso de Mahón.
- Huevo de corral en sarten con crema de boletus y trufa de otoño.
- Tacos de atun con pisto y salsa romescu.
- Lomo de ternera con guarnició de pisto.
Las raciones son de un tamaño mas que considerable y aquí ya estabamos a punto del colapso y quedaban los postres de los que apenas probamos algo, una pena.
- Sobete de limón con aguardiente.
- Sorbete de yogurt y PX.
- Tocinillo de cielo a la flor de naranjo con salsa de zarzamoras.
- Panacota de chocolate amargo con infusión de hojas de higuera, salsa de coco y ron de la Martinica.
Todos ellos se acompañaron de té moruno, perfectamente servido y que resultó ser bastante digestivo.
En cuanto al vino, servicio perfecto, tanto en la presentacion de cada uno, llenado de copas y todo ello sin escatimar lo mas minimo.
Comenzamos con un Yarden Chardonnay 06, vino israelí de los Altos del Golan, se sirvió decantado y en cubitera, cumplió bastante bien.
Con el mousse se higado de pato, una generosa copa de Von Othegraven Kanzemer Altenberg Riesling.
Y con la carne una botella de Terrer d´Aubert Cabernet 06, buen vino de Tarragona.
Totalmente saturados y con la felicitación del responsable de sala por haber llegado casi hasta el final, nos despedimos despues de casi tres horas de una mezcla de disfrute sadomasoquista.
Largo paseo hasta el hotel para poder digerir tamaño menú.