Tenía bastantes ganas de ir y la verdad que me decepcionó bastante. El ambiente lo mejor del sitio, mesas pequeñas y cercanas, pero tiene un encanto especial. En cuanto a la comida... la tortilla manchada está buena pero sin más .La raya insípida, en su punto de cocción pero llega sin sabor. El atún bueno, pero al conjunto le falta algo de gracia y la salsa de soja es demasiado perceptible. Eso sí, al César lo que es del César, el steak tartar cortado a cuchillo es de los mejores que me han preparado, aunque reconozco que deberían haberme preguntado por el grado de picante, a mí me gusta mucho y lo tolero bien pero si no fuese así, hubiese sido incomible.
El sitio es bastante afrancesado al igual que el servicio, que me pareció bastante seco y serio comandado por el maitre.
Los gin-tonic, si no los hubiésemos pedido, bastante mejor, que manera de maltratar este delicioso brevaje.
En resumen, nos defraudó al esperarnos encontrarnos con uno de los grandes de Madrid por precio y fama, y para nada justificó las expectativas ni el precio. No creo que repita, al menos pagando.
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