Una lástima que la experiencia de otros no nos sirva, aunque te avisen y te avisen, hasta que uno no tropieza, no aprende. Debo suscribir totalmente el comentario de Joan Thomas.

Cenamos 2 personas el viernes 3 de julio. En principio teníamos intención de comer dentro (mesas bien vestidas con copas Riedel) pero el aire acondicionado estaba demasiado fuerte y aceptamos la terraza. Mantel de papel, servilleta de papel y copas batalleras que cambiaron automáticamente por unas Riedel cuando nos sirvieron el Bonfill del Celler Arché Pagès de Capmany (Empordà) que pedimos.

Llegamos al restaurante a las 21:00, había 2 mesas de 2 comensales en la terraza y otra también de 2 en el interior. Nos trajeron las cartas relativamente rápido y sin dejar que se fuera el camarero ya le pedimos 2 cervezas que tardaron unos 5 minutos. Después de unos 20 minutos nos tomó nota y posteriormente nos sirvió sin demora el aperitivo, chupito de gazpacho de fresas. Bueno.

Los primeros tardaron una media hora en llegar, croquetas de gorgonzola y nueces y una ensalada de temporada. Los dos primeros correctos sin más.

También pasó aproximadamente media hora más entre primeros y segundos. Tomamos una brocheta de salmón crujiente con chutney y un micuit de atún con salsa de jengibre. Muy buenos los dos. Nos ofrecieron pan que no habían traído al momento de servir los segundos.

Lo dicho, uno no aprende de la experiencia de otros, pasaban ya las 23:00 cuando decidimos pagar la cuenta sin postres ni cafés. Total 98 euros por un buen vino, unos primeros normales y dos buenos segundos. Una cena correcta si no fuera por la lentitud. No creo que vuelva y prometo hacer más caso de los foreros reputados.

Había leído algunos buenos comentarios de este restaurante en Verema, y aunque un poco antiguos, pues el último data del 2008, aprovechando que estábamos en el Alt Empordà decidimos ir a visitarlo.

El restaurante, se halla situado en el núcleo antiguo del pueblo de Navata, a unos 12 Km de Figueres y está ubicado en una bonita casa del pueblo. Llegamos a eso de las 20h30 , hora a la que había reservado y al llegar nos propusieron si queríamos cenar en la sala o en la terraza. Dado que hacia una noche magnifica, optamos por la terraza. Por lo poco que pude ver de la sala, que estaba vacía, me pareció que las mesas estaban bien vestidas y no muy juntas, pero solo fue una percepción.

En la terraza, situada en la parte trasera del restaurante, si no recuerdo mal cuando llegamos habían 10 comensales. Nos colocaron en una mesa pequeña y desnuda, que prepararon delante nuestro, con salvamanteles, servilletas de papel y copas pequeñas y redondas... . Las mesas estaban muy pegadas las unas de las otras y se escuchaban todas las conversaciones.
Nos trajeron la carta a eso de las nueve, 20 mn después de habernos instalado. Tras elegir los platos y solicitar que me cambiasen las copas por unas acordes al vino que había solicitado, lo que hicieron sin ningún problema, con unas copas Riedel, esperamos más de una hora para que nos sirviesen nuestro primer plato. Aparte este gran inconveniente, el servicio, formado por una única camarera, es agradable. El servicio del vino, consistente en descorche, y primera degustacion, es correcto. En la carta de vinos, aunque un poco corta, tienen algunas buenas botellas y a precios interesantes.

Cenamos a la carta, pues no había ninguna proposición de menú.

Comenzamos, compartiendo una tapa de la carta Tartar de mejillones que estaba buena.

Como entrantes tomamos :

Yo, un Carpaccio de manitas de cerdo muy bueno
y MC unas Vieiras a la plancha buenas

Como platos principales tomamos :

MC una Espalda de cordero lechal confitado con pastel de patata y queso y pimiento al vermut Buena
y yo un Tataki de Atún En su buen punto de cocción.

El pan que acompaño la cena, hecho en su obrador, a mi juicio hubiera estado mejor un poco más cocido.

Tomamos una botella de agua de 1/2 l y un excelente vino blanco crianza DOQ "Clos de Fites" 2006 de Bodegas La perla del Priorat, cepajes 70% Pedro Ximenez y 30% Garnatxa blanca- 14,5°. Un vino elegante y persistente en boca. Lo encontramos muy bueno. He podido comprobar últimamente que muchos vinos blancos de DOQ Priorat utilizan esta mezcla de cepajes con mas o menos porcentajes de cada uno de ellos y a veces con otra variedad suplementaria de uva.
Finalizamos con 2 cafés, los postres parecían interesantes, pero dada la rapidez del servicio, no quisimos arriesgarnos, pues ya eran las 22h 40 (2h10 para una cena sin demasiadas complicaciones). Pienso que el problema estriba en que en cocina solo hay un persona, la chef Lourdes Folguera, y es evidente que si hay mas de cuatro comensales la cosa se complica.

Resumiendo, la cocina es honesta y de buena calidad, pero los tiempos de espera son interminables. Pienso que a menos que se tratase de un problema puntual ese dia, si quieren estar en la brecha tienen que ponerse las pilas muy rápidamente,

Pagamos 50 €/persona. RCP correcta. Francamente pienso que no volveremos, la oferta en el Alt Empordà es muy amplia y de muy buena calidad.

Magnifico local,ambiente,e iluminación,correcto servicio, y lo más importante un selecto menú maravillosamente presentado por 38,00 €, para sorprender a amigos y pareja.Copas no muy acertada, pero correctas, pero , pero , lo mas lamentable el precio abusivo, bajo mi criterio,de todo lo que es alcohol: Maria Casanoves rose 32,00 € mas iva y xupito de orujo 6,00 € mas iva. Reperitemos en breve, pero con cantinplora.

Como siempre correcto, aunque siempre mejoran un poco. Cabe destacar su menú que permite escojer entre diferentes entradas, segundos platos y postres. La carta de vinos aunque corta tiene buenas referencias. El ambiente es tranquilo y con música jazz!

Destacaría la excelente relación calidad/precio que invita a regresar. El local es una casa de pueblo con 9 mesas, sala pequeñita. Las paredes estan llenas de cuadros ; la música muy acertada, jazz, y baja permitiendo la conversación sin molestar. Buenas copas y mantelería, iluminación neutra y una velita en la mesa. El servicio lo realizó una chica, atenta, discreta y sirviendo con agilidad. La carta es un menú único de 32 €+IVA+bebidas. El menú a escojer entre siete entrantes, siete segundos y postres. Carta reducida y controlada perfectamente que se cambia cada temporada. La carta de vinos me pareció también muy buena, no siendo extensísima, permite una buena lectura con referencias a las diferentes DO catalanas y españolas y unos precios perfectamente asumibles (nosotros tomamos un Nita de DO Priorat por 20 €). La comida nos gustó, la disfrutamos, sobretodo las salsas, perfectas en su elaboración, aunque quizás alguna combinación de sabores no nos acabó de convencer, sobretodo en los postres. Nos gustó la pasta fresca con setas que tomó mi mujer como entrante; y la oca que degusté yo como segundo. Los postres, aunque buenos y elaborados, podrían mejorar en cuanto a maridaje de sabores. No nos convenció el biscuit glacé con gelée de cereza y salsa de cítricos, con unos contrastes ácidos muy acentuados para nuestro gusto; y la mousse que yo tomé tampoco era sorprendente.Es de esos restaurantes que no me estrañaría que acabaran disfrutando de su primera estrella.

Pequeño, acogedor y agradable comedor, decorado con estilo moderno. Trato muy cordial, próximo y profesional en el mejor sentido. Copas Riedel para el vino, servido a temperatura adecuada. Carta de vinos adecuada, suficiente, con propuestas interesantes. Dos entrantes (un exquisito puré y una simpática ensalada), y una carta en la que puedes elegir un primero y un segundo, a un precio establecido, así como el postre. Todo de temporada, lo van cambiando, todo bien tratado, buen producto, sin sobrecargas ni sofisticaciones, con buenos sabores, buenas combinaciones y raciones adecuadas. Buenos panecillos que hacen en el propio restaurante. Buen café con sobrecito de azúcar y acompañado de una chocolatina (ahí se podría mejorar). En conjunto, todo es muy adecuado y estuvimos muy a gusto. Unos 40-45 euros por persona, vino aparte.

El otro día fuimos a cenar, recomendados por una pareja (y me también informé en el verema) y salí satisfecho de haber encontrado un gran restaurante.
Realmente no hacen falta las estrellas Michelín, casi incomodan. Todo lo contrario que en este establecimiento: la comida espectacular, el trato del vino exquisito, el servicio impecable (creo que la hija les ayuda en la sala, qué atenta), buena música y un ambiente más que acojedor.
Si señor felicidades, de verdad!

Impresionante restaurante en el Empordà. Venia recomendado por un amigo pero preferí no darme a conocer para conprobar que realmente estaba a la altura. Comida cuidada y de primerísima calidad, carta de vinos con amplios conocimientos y referencias imprescindibles; el servicio realmente bien cuidando los detalles y el local muy acogedor con decoracion nada recargada. Es un menu cerrado de gran calidad y variedad, acompañado de unos detalles que hacen que merezca la pena desplazarse hasta alí. El precio con buen vino de carta (Finca Malavehina 27 euros) ronda los 45-50 euros. Muy recomendado.

Parece mentira que nadie haya comentado nada de este hallazco en pleno Empordà. Restaurante pequeño, acojedor, con música de jazz buenísima y unos cuadros que quitan el hipo. La carta es corta pero con productos muy escogidos (cambian la carta cada temporada), platos nada recargados, se aprecia cada sabor y se nota su frescura. La carta de vinos es muy extensa, buen sevicio y copas Spiguelau.
El servicio súper cálido, parece que estas en casa de lo amables que son.Es restaurante familiar y se nota.Lo recomiendo a todo el mundo y yo volveré en cuanto pueda.