Un buen referente

Las dos veces he ido a cenar a este resturante ha sido en compañia de mi mujer y de otra pareja de amigos, que casi son buenos clientes y fueron ellos los que nos llevaron.
El lugar, tanto por el barrio,el acceso, la calle y la fachada del edificio desentona.
Una vez dentro la amabilidad son señas de la cas.
El local pequeño, con las mesas un poco juntas, pero con cierta holgura.
Las mesas correctamente vestidas.
La vajilla y las copas de vino de marca.
El servicio amable, prefesional y atento.
La carta no muy amplia pero más que suficiente, con una dosis de innovación. Una de las veces tomamos el menú degustación y la otra a la carta compartiendo tres primeros.
Uno de los primeros que vienen teniendo en la carta desde sus origenes y que lo bordan es el foie con pure de manzana y confitura de petalos de violeta sobre pan caliente, sin más, una delicia.
Un segundo que está desde los comienzos es el ternasco de aragón a baja temperatura, hay que probarlo para poder decir si se ha probado algún otro ternasco como este.
Los postres siempre correctos, con unos vinos dulces de aragón y de andalucia dignos de probarse.
La carta de vinos, correcta, en todo caso los precios un poco por encima, pero con vinos diferentes que acopañan a lo largo de toda la comida.
Un sitio para conocer.

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