Al pie del funicular del Tibidabo, justo enfrente del clásico Mirablau, un

Al pie del funicular del Tibidabo, justo enfrente del clásico Mirablau, un restaurante con mucha solera, aspecto divertido -entre antigua feria y parque de atracciones de principios de siglo- y cocina a base de productos sencillos elaborados con esmero. Carta equilibrada, de óptima calidad tanto en pescados como carnes. Postres a la altura, así como licores y vinos de postre bien seleccionados. ünicamente la carta de vinos -algo limitada- rompe con el estupendo nivel del restaurante. En verano -o incluso en otoño o primavera, ya que están equipados para ello- magnífica terraza acristalada. Muy bien, especialmente el precio -unos 40€ por persona, todo incluido-.

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