Un clásico demasiado clásico

Hacía un par o tres de años que no iba a La Venta. Me gusta acudir a él cuando viene alguien que no conoce muy bien Barcelona. La vista y el entorno son muy agradables y a uno siempre le gusta "fardar" de la ciudad de los prodigios que tanto ama.

Y uno en el fondo es tradicional y clásico, pero lo de La Venta ya es excesivo. Parece que entras en el Túnel del tiempo. Lo único que han cambiado ha sido el personal. Encontré a faltar el camarero que siempre estaba allí(igual era su día de vacaciones).

Comimos unas garotes gratinadas(erizos de mar). Igual que siempre: espléndidas. Con esa crema gratinada. Siempre en su punto con gusto a erizo de mar suavizando su rudeza en el paladar y sin perder su característico sabor hasta la última gota.

También compartimos unas alcachofas del Prat fritas. Muy ricas.

De segundo tomamos un Bacalao más que aceptable.

De vino un Jardín de Lucia. Le faltaba frío y me sentó muy bien.

Las mesas excesivamente juntas. Una de las mesas adyacentes, el tipo masculino tenía una potente voz mejicana y costaba mantenerse al margen de sus comentarios y centrarte en la conversación de nuestra mesa.

Volveré, pero sería de agradecer una cierta renovación en el restaurante.

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