La carta está compuesta por aproximadamente unos 15 aperitivos-entrantes,

La carta está compuesta por aproximadamente unos 15 aperitivos-entrantes, cinco elaboraciones de pescado y otras tantas de carne, el apartado de postres es amplio y de elaboraciones creativas. La vajilla y cubertería son de buena calidad. El servicio es atento y dispuesto.

La carta de vinos es amplia, espectacular, organizada por tipos y por DO’s, o indicaciones geográficas. Ofrece una muy amplia y escogida selección de vinos dulces por copas. Los vinos se conservan en cava climatizada. La cristalería Spiegelau. El servicio del vino es más que correcto, tan sólo con algunas faltas para convertirlo en perfecto (envinado y relleno).

Tomamos: refrescos, cervezas, con unos aperitivos (detalle de la casa): frutos secos variados y una curiosa elaboración de galletas de lentejas y garbanzos. Compartimos cuatro entrantes: popurrí de albóndigas variadas, revuelto de sobrasada, trigueros y mojama, bolets de xop con queso y milhojas de queso de cabra con anchoas y coquetes fregides. De platos principales: un rabo de toro y dos paletillas de cordero muy buenas. Bebimos agua mineral y un estupendo Estrecho 2003 de Enrique Mendoza. Llegamos a probar hasta tres postres distintos cada uno, petit fours y una verbena de vinos dulces estupendos: mistela de Josefina Piñol, MR, Casta Diva, Vi de Gel Gramona, Vinos dulces alemanes…. En definitiva un festival. Todo ello por 171 euros para tres comensales. Recomendable.

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