Sitio bien situado en Madrid, cerca de la zona de Huertas y detrás del hotel Palace. Decoración agradable, es un sitio básicamente de menús del día. He ido alguna que otra vez y el menú era de gran calidad, pese al problema del ruido ensordecedor que domina la sala. No obstante, esta última vez me ha parecido que ha sufrido una "bajada de listón" considerable. Sí es cierto que por 13 euros poco se puede pedir, pero también lo es, que existen opciones por la zona en sitios más "tradicionales" que ofrecen buen producto, cocina casera y a similares precios.

Creo que no volveré.

He visitado este restaurante varias veces, me parece que su menú del día es una novedad muy importante, sobre todo por su relación calidad precio, asi esta a tope. Tiene menú todos los días al mediodia incluso fin de semana, y esta al lado del Museo del Prado lo que le otorga la condición de lleno todos los días.
Por las noches y a la carta se descubre una cocina de producto y construcción muy atractiva, no engaña. Buen precio, magnifica calidad y espectacular todas las recuperaciones de recetas antiguas de la cocina gallega. Hay algunas que me parecieron geniales.
Pero como todos los gallegos de calidad, se como mucho y bien y se paga poco
Para la milla de oro de los museos de Madrid, imprescindible.

Una casa de comidas gallega, que tiene como mejor atractivo su menú todos los días (que ya es algo raro) a un precio insuperable (9.50 €). El lugar está decorado de forma natural, muy luminoso al dominar los tonos blancos y azules, hay detalles que te hacen recordar otros tiempos, y lo bueno es que cuenta con varios comedores, así que si está lleno te puedes pasar a otro. Lo que deja que desear es el servicio de sala, poco profesional. En cuanto a la comida, la del menú no es nada del otro mundo, ensalada pequeña, carnes típicas y el postre no es casero, a juzgar por lo reseca de la torta de santiago. El vino encima no era el Ribeira Sacra, sino uno de mesa, Mar de Rande, bastante malo. En la carta sí se observa un mayor cuidado, con platos típicos gallegos, lo que salía en otras mesas tenía muy buena pinta. La carta de vinos es breve pero cuenta con gallegos de las principales zonas, y a unos precios muy buenos. Es un sitio para comer de diario, no para pegarse un festín.