Hacía mucho tiempo que no iba a un restaurante en el que solo escucharas la conversación de tu pareja. En Follia es posible. Sus mesas son amplias,suficientemente separadas, una vista preciosa del huerto/jardín....
La carta bien estructurada, en la zona de los entrantes destacan dos de ellos que son una degustación de tres o cuatro platos. Hay la posibilidad de escoger un menu degustación de unos diez platos, en esta ocasión basados en las setas por ser el producto de temporada, este puede servirse con maridaje e vinos. La comida muy buena, los precios nada desorbitados por lo que se ofrece, además de ser acompañada con varios aperitivos sorpresa antes de iniciar la comida y antes de los postres.
La carta de vinos muy extensa y amplia. Hay una zona para tomar el café (acompañado de mignardises) y fumar si así se desea.
En resumen,a Follia se va a disfrutar de la comida, no tanto por la cantidad (no quedas con hambre para nada) sinó por la continua atención que se recibe.
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