Se trata de un restaurante que se queda a mitad camino. Trata de ofrecer

Se trata de un restaurante que se queda a mitad camino. Trata de ofrecer una cocina moderna que no acaba de cuadrar, falta presentación y sus combinaciones no son del todo acertadas. Sus platos salen frios de la cocina, y eso que estabamos en la 3ª planta, que es la más bonita de todas, y a la vez la más cercana a la cocina. No obstante, el resultado final es equilibrado. Los vinos que nos sirvieron y que acompañaban a un menú con maridaje (48€ por persona) fueron muy correctos. El servicio muy atento. Destacable el cochinillo crujiente. Espero que evolucionen y que vayan corrigiendo los problemas.

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