Ni idea, José, ha sido mi primera visita.
Cal Paradís a Vall d'Alba es lo que un oasis a un desierto. Luego mi concepto del nombre, el cual veía más apropiado para un salón de bodas, cambia radicalmente y diría que cobra sentido. Todo un paraiso.
Programé la visita el lunes para el jueves con la confianza de que al ir entre semana tendría mesa seguro. Así fue, no hubo sorpresa, está apartado y eso se nota.
Sería una pena sin embargo no ir con el tiempo suficiente como para visitar Vilafamés; subir por sus empinadas calles y visitar el castillo, y comprar de bajada un magnífico vermú casero y alguna botella de Magnanimvs. Merece el desvío este precioso pueblo restaurado con atino.
Pensé que en mi primera visita a este restaurante lo más apropiado era elegir el menú Tradición y así conocer los platos que le han llevado a conseguir el prestigio que tiene. De esta manera siempre habrá ocación de ir para abajo o para arriba, menú de arroces o menú gastro-mercat.
Dicho menú se compone de snacks y cinco platos más postre. Esto ya lo sabía porque lo pude ver en su web. Lo que no esperaba es el protagonismo de los snacks ni su número.
Comenzamos con unas rebanadas de pan con tomate de penjar restregado y una degustación de aceite Matís de la variedad Serrana, el cual demandamos por segunda vez en el transcurso de la comida.
Unas olivas en tempura de almendra con romescu. Original presentación, pero tras ese crujir inicial el resultado del rebozado es efímero, y es que el sabor de la aceituna es siempre acusado.
Flor de calabacín relleno de queso de cabra y anchoa. En tempura, crujiente y sabrosísimo con una combinación potente.
Boquerón marinado relleno de verduritas y huevas de arenque. Todo en unos centímetros, hasta medio tomatito cherry. Pequeño gran aperitivo.
Y finalizando la sección snacks, un Blody Mary con clóchina y aire de clóchina. Su intenso aroma a mar provocado por la espuma, no era tal al llevártelo a la boca. Intenso y refrescante.
Nos metemos ya en harina y su primer plato es el famoso Tomate de penjar con sardina de bota y ajo a la brasa. Una delicia sin más, totalmente justificado para los que adoramos el tomate. Cocinado a baja temperatura, de ahí su increíble tersura. Pero ese relleno, esa combinación tradicional llena de sabor...
Nos sale a continuación una Coca de jurel y foie con escalivada. ¡Caramba, el jurel marinado con el foie, qué cosas! Pero es que no desdecía porque no daba pié a ello. Bocado de uno, bocado de otro, y así. Mención de honor a la base, a la coca en si, ni en el mejor horno tradicional.
Seguimos con la Pelota a la antigua con sepieta y calabacín braseado. Excesivo sabor a anisete en la albóndiga para mi gusto, pero el truco era mezclarlo todo en la boca. Así sí es un buen bocado. Sabor en definitiva.
Sale otro lleno de tradición, el canelón de pollo de corral con trufa Melanosporum. Bechamel familiar, sabor intenso, a casa...
Y pasamos al plato de carne, ese que a veces resta en menús que van para diez hasta ese momento. Pues bien, aquí remata y cumple el objetivo. Un Lomo de corderito al horno sin nada que lo enmascare, sólo calidad y paciencia, técnica en la cocción. Creo que lo sujetaba una ligera base de puré de patata, pero no me hagáis mucho caso porque estaba concentrado en el cordero.
El postre resultó ser postres, un par. Espuma de almendra con gelé de naranja amarga y una Tarta de calabaza con miel que remarcaron la calidad de lo comido. Muy buenos.
La oferta de vinos es buena, ajustada de cantidad y diría que de precio también. Tras fallo en la primera opción, no tenían el Brunus, decidimos pedir La Vieja Zorra 2010, el cual nos encantó. Para acompañar el postre en mi caso bebí una copa de Dolç Mataró 2011, recomendación de la persona encargada del vino. No tenían muchas opciones en este caso, al menos se me dieron tres, creo recordar.
Al final sacan unos bocaditos de Coca mal feta con crujiente de chocolate y almendra como cortesía, esponjosa y deliciosa, que acompañé con un té de frutos rojos.
Hablar de la vajilla, copas, etc. en un estrella Michelín considero que puede ser relleno sin más. Al servicio también se le presupone, pero a mi me gusta más soltura, y no en conocimientos precisamente.
Amabilidad y corrección, muy en su papel.
Se come muy bien, tan bien que desearías un poco más en cada plato. Sales satisfecho no obstante, pero no lleno y sí con el deseo de volver. Creo que eso cumple con el objetivo por su parte, ya que hablamos de tradición refinada.
Ni idea, José, ha sido mi primera visita.
Eres el tragaldabas más fino que conozco....
Como dice mi presi al que debo honor y fidelidad: "apuntao" estaba. Ahora aún más.
Pero aquí quién es el catalán.....????
Está basada en el producto y la calidad del mismo. Fíjate que al final digo que no sales con la sensación de lleno, sino de satisfecho.
Ya cuentas. Un saludo.
Aclaro , yo tragon llamo a todo aquel ser vivo , animal o persona , que disfruta de una buena mesa , mejor compañía y buen vino , no es la definición exacta de tragón o tragaldabas , que iría mas por el lado de llenarse hasta las cartolas.
Aceptemos pues tu definición. El caso, Óscar, es que aquí comerás de PM.
Mira eso si que lo he entendido a la primera , pinta tiene .
Me alegro de que disfrutaras. Tuvimos una muy buena experiencia muy parecida.
Una tradición muy bien adaptada con un producto de calidad. Y eso se nota!!
A seguir disfrutando, campeón!
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.