Diferente

Después de comer una semana a base de cerdo en todas sus variantes, este restaurante representa una nota discordante, y muy agradable, en la monotonía de la sierra onubense. Bien la carta, mejor el menú sorpresa (por encargo). Excelente el salmorejo de cerezas. El servicio, inexistente. Una camarera, la madre del cocinero y dueño, y él mismo para atender el bar y las cuatro mesas del restaurante. Mucha simpatía pero poca profesionalidad. Poca variedad de vinos, aunque interesantes. El servicio del vino, correcto aunque, como parece costumbre en la zona, demasiado caliente. Se les acabó el agua embotellada y nos trajeron una jarra de agua del grifo. Imbebible. Ni mis hijos fueron capaces de bebérsela. Es un poco más caro que la media de los restaurantes de la zona, pero mucho más variado y no tan "típico". Hasta la farmacéutica del pueblo nos lo recomendó.

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