Estuve hace algunos años y me gustó mucho (aun recuerdo su fantástico plato de bacalao "Blanco y Negro" con aroma de trufa, polvo de calamar y leche quemada que había ganado un concurso) aunque nos pilló tras varias horas de viaje, comimos tarde y no pude disfrutar plenamente de la experiencia. Por lo que cuentas, ha mejorado. Ya tengo ganas de volver. Me encantan estos sitios que combinan tradición y modernidad, suelen ser mis experiencias gastronómicas favoritas. Por cierto, el video muy bueno e informativo, como suele ser habitual en tu blog.
Eso de "tener" que volver al restaurante porque te ha gustado mucho me ha pasado sólo en alguna ocasión. Recuerdo perfectamente una: la primera vez que estuve en la Bodega Cigaleña, muy buena materia prima y excepcional atención y servicio de vinos a cargo del gran Andrés Conde Laya. ¡Tenía que volver al dia siguiente!