Producto + Borgoña + Carlos Orta: la fórmula mágica

Bonito local que ocupa un pequeño palacete situado en primera línea de playa, presidido por una preciosa y acogedora terraza y con un comedor interior pequeño y algo oscuro (estuvimos por la noche), decorado en un estilo decadente, que nos trasporta a un ambiente de la Riviera francesa en los años 50, con unos carteles y una música de fondo acordes. Se crea una atmósfera especial. Mesas bien separadas y sensación de tranquilidad.

La cocina se basa en algo tan sencillo pero a la vez tan complicado como es el producto. Tanto los pescados como los mariscos y las verduras son de primer nivel y están elaborados con esmero y respetando su calidad y sus características, sacando lo máximo posible de cada uno. Carlos Orta no es solo una enciclopedia en el vino de Borgoña sino que también es un perfecto conocedor del producto de la zona y así nos lo demostró durante la cena, en la que nos improvisó un excelente menú degustación (50€) con unas croquetas de rostit, sardinas marinadas sobre patata confitada, ensalada de habas tiernas con jamón, gamba roja de Palamós en dos preparaciones, cabracho y mero a la brasa y un mar y montaña consistente en un pie de cerdo con espardeña, coronados por dos postres como la leche frita y los canutillos de hojaldre. Lo cierto es que fue un menú extraordinario, donde un producto de altos vuelos resultó protagonista, en especial los pescados y la gamba, realmente espectaculares, además de esa interpretación del tradicional mar y montaña que resultó soberbia por su originalidad y calidad en la ejecución, incluso los postres nos parecieron más que destacables. En Villa Mas no solo se bebe de maravilla, sino que se come francamente bien.

Pero si este restaurante es conocido, en especial en los círculos vinícolas más radicales, es por su impresionante carta de vinos, en especial de vinos de Borgoña, algo realmente increíble. Imagínense, los mejores productores tanto de tintos como de blancos, varios viñedos de cada uno de distintas categorías y varias añadas, se puede elegir más de una añada de varios vinos y lo mejor de todo, precios más que ajustados, en muchos casos similares o incluso más baratos que en tienda, una de esas cartas que incitan a cometer locuras. Tras todo esto se encuentra la figura de Carlos, uno de los mayores conocedores de la Borgoña que hay en España y al que da gusto escuchar cuando habla de una zona que pocos secretos tiene para él, sin duda uno de los grandes profesionales del país. También hay vinos nacionales, algo de Champagne, vinos del cercano Roussillon, algo de Italia, en fin, que la carta es completa pero venir aquí y no pedir un Borgoña es lo mismo que no venir aquí. Los vinos están bien tratados, servidos en su temperatura y en una cristalería de calidad, por lo que estamos hablando de un paraíso para el amante de los vinos sin ningún género de duda. El servicio profesional y trabajador, sin problemas de ningún tipo y siempre con amabilidad y buen humor, tanto el sumiller como los camareros estuvieron perfectos en su trabajo.

Teníamos muchas ganas de acudir a este restaurante y lo cierto es que las expectativas fueron totalmente colmadas, porque si bien la parte de los vinos se encontraba a la altura esperada, lo cierto es que la parte de la cocina nos sorprendió por su excelente calidad, pues no solo nos pareció basada en un producto inmejorable sino que además estaba perfectamente tratado, preparado respetando todas sus características y potenciando todo su sabor, una cena de alto nivel regada con una serie de vinos extraordinarios, todo bajo la batuta de uno de esos personajes que hay que conocer, un restaurante más que recomendable y al que volveremos todas las veces que podamos, que por desgracia van a ser menos de las que queramos. ¡Un grande!

Si desean ver una explicación más detallada de lo comido y bebido les remitimos a la entrada del blog:
https://www.verema.com/blog/eugenio/968264-gran-fiesta-sentidos-villa-mas-korpilombolo-ii

Recomendado por 3 usuarios
  1. #1

    Jeronimo

    En entorno cambia mucho por la noche y sobre todo si el tiempo no acompaña, imagínate una cena en la terraza en una noche de verano con el rugir de las olas como música de fondo.

  2. #2

    EuSaenz

    en respuesta a Jeronimo
    Ver mensaje de Jeronimo

    Me lo imagino, me lo imagino, lástima los 800 km, pero bueno con lo de Ryanir igual vamos antes de que llegue marzo, jeje.

    Saludos.

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