Restaurante absolutamente nuevo que me impresionó de entrada en la decoracion, totalmente minimalista. De entrada te ponen una seleccion de panes distintos con un aceite de oliva virgen y unos hojaldres que estan de vicio, pero como habia que comer no no entusiasmamos mucho. Como vino estaban ofreciendo el Tarsus, que no conocia pero me agradó bastante y la relacion calidad precio estaba bien (15€ la botella). No dejen de pedirse la tarrina de foie que nada mas que por la presentacion merece la pena. Un poco lento en el servicio pero quizas es porque estaba totalmente lleno y se desbordaron. Camareros super atentos aunque les falta un poquito de protocolo ya que pasan los platos por encima de otros comensales de la misma mesa y tienes que bajarlo tu. Iran mejorando seguro. Otro entrante fueron unos crepes rellenos de gambas y trompetas de la muerte con salsa de erizos. Como plato me decanté por unas laminas de solomillo con salsa de vino y foie caramelizado. y el postre sin duda el chocolatisimo. Buenisimo.