Antes de entrar en más detalle comentar que es el peor restaurante que he pisado en los 32 años que tengo.
La terraza está muy bien, sin ruido. El sevicio es bueno y atento, el guitarrista que canta en directo es bueno. La carta de vinos es amplia y de una selección excelente. La vajilla es buena y la cambian a cada plato.

Ahora bien los platos son un desastre los ingredientes son de mala calidad y el cocinero (si se puede decir así), tiene una gran capacidad para estropear los pocos ingredientes que le dan.

Yo pedí vieiras gratinadas a los cuatro quesos y lo que me llevaron fueron a dos conchas de vieiras quemaduras con una vechamel de gambas y unos trozos de vieiras (o no) todo mezclado, eso si, con mucho pimienta para ocultar los gustos. 16€ el plato, poca broma

De segundo plato pedí fideua de almejas y cigalas y lo que apareció era digno de fotografiar, dos almejas vacías quemaduras y una gamba con unos fideos hechos con pimentón picante y salsa de tomate frito de bote. El gusto era como poco asqueroso.

4 personas 150 €, aunque me duele haber pagado tanto dinero por tan poco.

Fuimos a cenar el pasado viernes con una pareja. La verdad es que comimos bastante bien. El maitre nos trató de forma extraordinaria. El local tiene mucho encanto y la música en directo fue correcta, aunque supongo que habrá gente que le guste y gente que no Buena calidad precio y la carta de vinos correcta, con alguna sorpresa agradable. Por cierto, las cartas en general son muy originales. Nos gustó el apartado de licores y puros. Proximamente visitaremos la terraza...asignatura pendiente...

No se como le podeis dar tanta calidad yo fui con mi marido y mi familia para celebrar un cumpleaños,La musica muy alta,La gente en vez de hablar casi chillaba,la comida nada del otro mundo,aun estoy buscando el bogabante y las gambas.El servicio hablabas con el y no contestaban porque parecian que no entendian.En fin un sitio para no volver.No coresponde el precio con la "supuesta" calidad del restaurante.

Restaurante con encanto, aunque un poco pequeño. Sé que en verano disponen de terraza, de la que me han hablado muy bien, pero no la conozco por esas fechas. Acudimos unos amigos el jueves a la noche y la verdad es que cenamos muy bien. Calidad precio razonable y productos que sin sorpresas, si que resultan buenos. Lo mejor, el servicio de sala, cocinando delante del cliente con rechaud. Existe actuación de música en directo que acompaña gratamente en la cena y anima a los comensales (a veces quizás demasiado, pero bueno). Los camareros y responsable muy amables. Lo recomiendo por el encanto que tiene el lugar y porque se come bastante bien. El trato al vino es el correcto, aunque sin sorpresas, dispone de los clásicos de siempre y una carta compensada y equilibrada.

El jueves pasado acudí con un tres amigos a este restaurante que me habían recomendado. La verdad es que nos sorprendió. Es un local acogedor e intimista. La terraza, una auténtica delicia de tranquilidad y sosiego.
El servicio fue un poco lento, pero al ser de noche no fue inconveniente, más bien al contrario, porque estuvimos hasta las 2 de la mañana sin que nos importunaran. Lo mejor, la tranquilidad que se respira y la música en directo que acompaña la cena. Los jueves, viernes y sábado cambian de música...probaremos más formulas.
El servicio de sala fue muy amable y atento. La comida sin problemas. El vino podría estar mejor tratado, pero es correcto.

Nos sentimos agusto y repetiremos.

El local pertenece a la misma familia que L´Arrosseria Xàtiva a pocos metros de distancia. Destaca la terraza bien montada aunque las sillas son un pelin incomodas, en verano por lo menos es obligado comer en el exterior ya que el local no esta climatizado.
Nos llamo la atención que siendo un viernes laborable, nos advirtieran que no tenían dos platos agotados de la carta, uno las habitas (las tipo baby siempre son de lata) y costillas de cordero; también fallaron dos postres que no estaban a disposición, crepe con helado de vainilla, (la masa del crepe se hace en un momento) y un bizcocho de regaliz que habían agotado.
El trato al vino es pésimo, copas justillas y temperatura elevada, tuvimos que poner fundita helada para refrescar el Olvena Cabernet por el que pagamos casi 15 euros. Carta de vinos sin pretensiones y realizada con poca ilusión.
Tampoco la comida seduce, el cebollino adorna todos los platos, además de encontrar algo de arenilla en los canónigos que acompañaban al Chateaubriand
con una salsa espesa y poco definida.
A destacar del lugar, el buen trato por parte del personal, mayoritariamente femenino.
Unos 45 euros por persona con el vino incluido.