Acudimos a cenar "con miedo" ya que las criticas son variadas. Al llegar, todo oscuro pero la entrada hasta el comedor sutilmente iluminada a traves de los jardines, muy bonitos. A la puerta del comedor una gran barbacoa dado que la especialidad son las carnes a la brasa. Al entrar al comedor quedamos maravillados. ES un salon tipo caserón en piedra y madera con chimenea de hierro en el centro y perfectamente iluminado. EStaba decorado de Navidad muy sutilmente. SOlo llegaron otras dos parejas por lo que la cena fue de lo mas tranquilo y romantico. El servicio impecable con detalles de la casa como 2 aperitivos ( tosta de pate de sardina y mousse de foie ) y un postre ( sorbete de frambuesa), que teniendo en cuenta que el cubierto son 2 € por pax incluido tambien el pan me parece mas que razonable.
En cuanto a la cena:
- Compartimos unas vieiras con langostinos en salsa de marisco: muy buenas
Segundos:
- solomillo brasa: excelente
- Entrecott: regular la materia prima. Algo dura y demasiada grasa
Postre un tiramisu que no me convencio.
Para beber un Valtosca Syrah 2007 muy bueno.
Cafes
Si bien la comida es buena o digamos, correcta, el lugar, el servicio y el ambiente merecen la pena. Nos gusto muchisimo y repetiremos