Manda huevos

Día soleado en la capital del reino y con mucho ambiente por la ciudad debido a las fiestas de San Isidro, el partido de futbol entre el Atlético y el Barça, el Masters 1000… He quedado con unos amigos en la zona de la Latina para tomar algo de modo informal. No conseguimos encontrar sitio en ninguna terraza y sugieren (los de Madrid) acercarnos a “donde los huevos de Lucio” donde intuyen que podrán alojarnos. Así es. El local está muy ambientado con gente en la barra pero, en pocos minutos, nos tienen preparada una mesa para seis en el sótano del local. Resulta un poco “claustrofóbico”, pero se palia con una temperatura agradable (aire acondicionado en marcha) y una decoración bien castiza.

Mesa variopinta con amigos de amigos, gente de aquí y allá… Decidimos que cada uno efectúe su propia comanda “al gusto” y que saldaremos cuentas del mismo modo. Uno de mis amigos y yo decidimos compartir un primero y un segundo. Nos pedimos huevos rotos con pisto y una carrillada sobre puré de patatas. Raciones abundantes, presentaciones muy clásicas pero bien cuidadas y sabores ricos y auténticos. Ambos platos me han gustado mucho. El punto de las patatas y el huevo es el perfecto, de ahí el encumbramiento de este local y de este plato en concreto. La carrillera a la plancha, tiernísima, se deshace, cual si hubiese estado estofada… Acompaño con agua y una copa de vino tinto “de la nevera” (grrrr).

Todos los platos de la carta tienen buena pinta y la carta de vinos es extensa con referencias de todos los precios, clásicas, eso sí. El servicio presto y experimentado, amable y dicharachero. Un buen lugar para este tipo de comidas informales.