Pues era domingo!

Se me ocurre pensar que hay cuestiones básicas y físicas como el tiempo y el espacio y un local que se peta hasta arriba en cinco minutos porque parece que no hay otra hora para comer que las 2 y media.
Y que luego hay otras cuestiones más complejas y psicológicas como las ansias y frustraciones que uno debería dejar en su casa cuando sale a comer "distendidamente" en fin de semana.
Hoy domingo, ayer ya a estas horas de la madrugada, he comido en el Dukala.
Conforme tomaba asiento me preguntaban si me apetecía tomar algo.
Medio minuto después tenía delante una cerveza con unas aceitunas.
Cuando hemos estado todos los comensales a la mesa nos han traído las cartas y acto seguido a hacer la comanda han aparecido con el vino y un aperitivo consistente en un humus con tostaditas cortesía de la casa.
No voy a extenderme más.
Sólo diré que ha título personal me ha parecido que se gestionaban excepcionalmente y que ha sido una experiencia sencilla y absolutamente deliciosa!! La comida riquísima y el personal encantador! Un domingo para recordar!

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