Le tenía yo ganas a este restaurante. Me había hablado siempre muy bien de él y me atrae la cocina marroquí, pero a mi pareja… no tanto.
Así que aproveché que el día de San Vicente -festivo en Valencia capital- tenía fiesta yo sólo, pues el resto de mi familia o estaba trabajando o en el cole… ¡Esta es la mía!
Para allá que fui yo solito a disfrutar de esa simpática gastronomía con la que no me encontraba desde mi viaje a Marrakech hace unos meses.
El local está en una bocacalle humilde de una calle troncal de Valencia (Paseo de la Pechina). Parece mentira lo que cambia el panorama en un puñado de metros.
Casi me paso la puerta, pues la entrada es discretísima, tanto que no hay cartel alguno. Miento: hay uno que pone “Seguros Mutuos contra Incendios”.
Accedes a él y pareces entrar en un pequeño riad. Un recogido distribuidor da paso al restaurante, que está inmerso en una cautivadora atmósfera étnica: paredes y techos encalados adornados por coloridas alfombras que hacen de cuadros y de cubierta. Toquecillo gracioso con unas grandes bombillas desnudas que cuelgan ondulantes del techo con el cable a la vista hasta llegar casi a la altura de la cabeza.
Pocos recursos bien tratados, como el equipamiento. Sin lujos ni especiales comodidades.
Me acomodaron en una mesita al fondo, muy a gusto, y me tomé un blanquito mientras leía la carta y me deleitaba con la acertada música ambiente. Con el vinito me sacaron unas deliciosas aceitunas encurtidas.
La carta es muy cortita y está copada por referencias marroquíes como era de esperar. Ahí estaban todas las más conocidas. Elegí de ellas el segundo, pues el primero era fuera de carta, unas lentejas que habían hecho ese día.
• Hummus de garbanzos.
• Lentejas moras con langostinos.
• Kefta.
• Canutillo de fruta y frutos secos.
• Bombón de trufa y jengibre.
Muy bien: el hummus, que sacaron cortesía de la casa, estaba suave, bañado en buen aceite crudo; las lentejas, si bien eran correctas sin más de calidad de género, estaban cocinadas a las mil maravillas, con una profusión de especias morunas entre las que destacaba alguna tipo hierbabuena, y un toque dulce que se veía aumentado por el dulzor natural de la zanahora; el kefta lo elegí frente al quetban porque al tratarse de carne picada se empapa mejor de las especias, que me pirran; y de postres dos medias raciones, el tradicional canutillo de pasta filo frita y rellena de dulces y un bombón que estaba soberbio, con esa pareja de baile tan fina que hacen el chocolate y el jengibre.
Me sorprendió para mal que, dentro de una carta escueta de vinos, no hubiera lugar para algún espumoso, con lo bien que cohabitan con las especias, y para bien que tuviera vinos por copas (aunque no lo pone en la carta). Así tome tres copitas: un Angosto 2012, un Viñas del Vero Merlot-Cabernet 2011 y un Olivastro 2009, una acertada bobal.
El servicio encantador, dos tipos implicados, tanto que me jugaría dinero a que tienen parte de la propiedad.
Volveré, me gusta Marruecos y su gastronomía, por lo que la resultante no puede ser otra: me gusta Dukala.
Mira que te gusta la cocina con especias! Y qué poco me convence a mí ... Supongo que serán manías mías pero me da la sensación de que enmascaran un producto mediocre.
Saludos!
Especias, especias, especias!!!
Realzan, no enmascaran, si están bien puestas, claro
Gran comentario de un grandísimo restaurante que lleva años ofreciéndonos lo mejor de los fogones de Marruecos en Valencia y muy buen precio.
Enhorabuena y un abrazo
Veo que disfrutas con la cocina magrebí. También a mi me gusta bastante por el toque exótico que dan las especias. Pero ojo; a mi me saturan si estás dos semanas seguidas comiendo esto o aquello con tanta especia. Menos mal que donde voy a currar se están poniendo de moda restaurantes asiáticos, japoneses, indios, etc.
Saludos machote
Me ha gustado esa definición: "Simpática gastronomía" ;-)
Para ir sólo te pusiste "morao", jeje. Buena crónica Aurelio!!!
Parecen no distar mucho esas lentejas de algunas elaboraciones nuestras. El toque de hierbabuena y y la zanahoria son comunes al menos.
Flojo entorno por lo que veo, y me sorprende que no haya ni cartel, a ver si es que estaba muy bajito.
Nunca te hubiese adivinado este sitio (mira que te dije). Muy bien relatado, como siempre.
Un abrazo
Sí tío, esas especias morunas y esos corderitos, me resultan simpáticos
Jajaja
Sí, el guiso es muy similar, la diferencia es ese toque de especias morunas, tan marcado, que hace que su sabor sea totalmente diferente al nuestro, aunque el fondo es el mismo.
Flojo el entorno, no, correcto, se está muy a gustito y tiene toque, atmósfera... Correcta equipación, austeridad de medios, buen gusto...
Jaja, cartel no había (o yo soy Rompetechos, que también podría ser...)
Un abrazo, gallu
Aurelio
P.D.: te doy 5.000 pistas más, y no lo sacas tampoco ;-)
Pendiente lo tenemos hace mucho tiempo y aún no hemos ido, pero ganitas tenemos. A ver si nos animamos!
Qué valiente eres Presi! A comer solito ;-P
No sabes lo que me gusta!
Y ya, ir de tapas solito por alguna ciudad nueva, o por "mi" Zaragoza, ni te cuento.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.