Es un restaurante que, como dicen en otro comentario, no se sabe por qué siempre está lleno. Bueno, yo si lo sé, por Carlo que sabe hacerse con la gente.
La comida no es nada del otro mundo, limpia y solo correcta. El precio es algo elevado con raciones no muy grandes.
La carta de vinos está bien y tiene cosas Italianas con cierto interés, el servicio del mismo es pobre y como mucho, a veces viene el camarero y te sirve. Tampoco se espera mas.
Y el local es lo que menos me gusta, hay dos puertas y eso que el salón es pequeño, así que es imposible estar en un lugar "comodo" porque te ponga donde te ponga, es un paso (hay una mesa en la entrada a los servicios).
Mi conclusión final es que es un sitio que ni fu ni fa, suplido con creces por el caracter del dueño.

Impresionante, suelo ir bastante a menudo. La Trattoria Da Carlo es uno de mis restaurantes favoritos, que la gente diga que es bastante caro, es verdad, pero nadie comenta la calidad de los productos que presentan. Acaso creen que la trufa blanca es un producto barato?????
Por favor darle una oportunidad a este restaurante.

Siguiendo las recomendaciones de alguna guía escrita, el otro día probé este restaurante, llevándome una gran desilusión: el sitio es pequeño y está mal ventilado (sales con olor a "fritanga" en la ropa) y las mesas están tan juntas que es imposible destinguir el aroma de tu propio plato de el de cualquiera de las mesas que te rodean a menos de un palmo. La comida es escasa y muy normalita para los 65 euros que han costado: 2 platos de pasta básica, 4 mini-trocitos de queso (2 de ellos mozzarella), 1 tiramisú y una botella de Lambrusco. Además, siguiendo con mi norma desde hace años, no dejo propina donde me cobran el pan, y este sitio es uno de esos. Desde luego, no llevo intención de volver.

Nosotros nos sumamos a los comentarios anteriores,asombroso lo ocupado que esta siempre este resatuurante para lo que ofrecen,nosotros vivimos por la zona y hemos intentado entrar en distintas ocasiones sin suerte hasta que por fin lo conseguimos y con eso nos quedamos,el famoso Da Carlo no se prodigo ,ni siquiera nos saludo y la comida ,nada que destacar,menu degustacion desde principio a fin atodo a la napoletana.eso si,bebimos un vino italiano muy rico despues de pedir otros 4 de la carta que no tenian.112 euros dos personas.

No habia estado nunca en este restaurante, del que me habian hablado bien compañeros de la peña La Verema, pero que leyendo los comentarios aquí casi se me quitan las ganas de ir. Veamos mis impresiones, con expectativas a priori negativas. Local de reducidas dimensiones para las mesas que hay, lo que hace que no haya mucha intimidad entre comensales. La decoración un tanto fría y aséptica le quita encanto. Lo mejor, la barra surtida de vinos y destilados, que le aporta calidez, y la personalidad de Carlo, aunque se prodiga poco por las mesas.
Elegimos el menú degustación (30 euros por persona) y el muy equilibrado y placentero Albariño de Fefiñanes 2005 (20 euros). La carta de vinos es suficiente para elegir entre bastantes alternativas. Un error en el servicio hizo que nos pusieran copas de flauta, que pedimos que nos cambiaran por copas de vino normales, bastante aceptables. El menú degustación fue de más a menos. Bien el antipasti de pescados, más frio me dejo los segundos, con un huevo frito con trufa negra bastante insípido y algunas frituras de carne. El plato de pasta, bien los caneloni pero flojos los spaguetti con broccoli (no me va mucho esta verdura). Los postres, muy normalitos. En definitiva, un concepto de trattoria upscale (recogen las migas de pan), servicio de mesa seriote pero una cocina que no me acabó de emocionar. Preferiría menos galas y asepsia y una cocina italiana más popular y económica.

De verdad que habia oido hablar bien del sitio ,pero lo resumire facilmente UN ROBO
135 euros 3 personas comiendo ensalada - calamar(25 euros)y pasta para los 3 de segundo 3 cervezas y una botella de vino (creo que era Azpilicueta)sin postre ni copa.
Lo dicho no me pillan mas
CIAO CARLO

El otro dia estuve con unos amigos,lo cierto es que los camareros son mas bien antipaticos y el menu degustacion decepcionante,no creo que volvamos,tenia muchas ganas de ir y me quede chafadisimo,los vinos italianos buenos,pero carisisimos,

Ya puse un comentario acerca de este restaurante hará más o menos un año, pero no lo encuentro, así que vuelvo a escribirlo. Acudí viernes por la noche, y después de haber reservado con antelación,nos enclavaron en una mesa semi-escondida al lado de la puerta.Buenos platos de pasta, aunque tampoco son la bomba (creo que pedí fetuccini con centollo, no lo recuerdo bien), pero tanto la carta como los vinos están subidos de precio. La atención del camarero, cumplidita, nos chocó con la alegría y el trato afable con que trató el dueño a dos parejas que acudieron después y a los que obsequió con una mesa en lugar preferente y platos fuera de la carta que a nosotros nadie nos comentó.Y nosotros pagamos una buena factura, supongo que al igual que ellos. Buenos postres,aunque escasas opciones. Me pareció caro en su momento para lo que ofrecía, y si os sirve de referencia, no he vuelto desde entonces.

Fui con ilusión pues me habían hablado muy bien , y salí con decepción y bastante pasta menos en el bolsillo. La pasta no puedo decir que estuviera mala, pero dista mucho de lo que se come en un verdadero italiano. Me decidí por unos raviolis y ya digo, ni fu ni fá. El vino bastante caro y una carta que tampoco decía nada y el servicio, de esa clase de sitios donde parece que en vez de agradar la clientela, molestas.Está claro que no repetiré, aunque tengo que decir que el tiramisú estaba muy bueno.

Mi última visita no fue demasiado grata.
En mi opinión este restaurante ya no es lo que era. Creo que se les ha quedado pequeño el local. La subida significatica de los precios en los ultimos años hace que se le exija mucho más a un restaurante que ni el servicio ni las características del local justifican la factura final (cobrarte 4€ por una botella de agua me parece abusivo)
La carta necesitaría una traducción en castellano de los platos, para no acabar con la paciencia del camarero, por cierto bastante antipatico el que nos tocó a nosotros que no quiso ponernos dos medias raciones de pasta (al final nos puso el plato en el medio y apáñatelas como puedas).
Carlo es todo un personaje, lo único que se salva del restaurante junto con la comida y una buena carta de vinos. Desde luego bordan la pasta y las entradas estaban muy buenas aunque faltaría una oferta más variada de postres que se limitan al tiramisú, la pannacota y poco más.
Huir de los sábados por la noche, día en el que el restaurante da lo peor de sí mismo.
No creo que vuelva a repitir