Curioso restaurante ubicado en el interior de una capilla románica en la

Curioso restaurante ubicado en el interior de una capilla románica en la plaza principal de Besalú. Entorno sugerente, aunque sin calefacción...
No hay carta. Jaume te canta el menú sin más. De momento da una especie de curiosidad y esperas una buena velada. La carta de vinos es extensa aunque clásica para mi gusto. Precios elevados (tienda x2 - x3).
La comida es de buena factura, basada en la materia prima, pero la elaboración no rezuma especial imaginación ni técnica. Bueno, piensas, un buen ejercicio de gastronomía, al que le falta recorrido para mejorar...
El servicio, lento como pocos aunque amable. El vino, me lo sirvieron a 5-6 grados y tuvimos que estar decantando poco a poco con la botella en agua a 20 grados.
El restaurante estuvo cerrado 2 meses por enfermedad y esta fué la excusa para la falta de organización (?)...
El mayor problema viene cuando llega la dolorosa: 180 € por dos personas entre la que destacan 64 del menú (!!!), 4 del pan (1 punta de barra normal y corriente) y 7 de 2 cafés...(sin IVA) La verdad es que me quedé alucinado!!
Al día siguiente pagué lo mismo por un ágape de lujo en El Celler de Can Roca (2*)!!!
Está claro que no pienso volver.

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