Chapeau

Hace más de 20 años que no acudía a este establecimiento. Mi duda era: "¿Seguirán con la tradicional receta de sardinas a la plancha con salsa que tanto me deleitó en su momento?"

Pues sí: las sardinitas siguen estando deliciosas. Eramos tres y con cuatro raciones de ellas, más 5 bebidas, más dos raciones de pan, más una ración de quisquilla, salimos al precio que abajo reflejo.

De los vinos, no tengo ni idea ni me importa: estoy entre la clase obrera y el lumpen y, por tanto, no me ando con exquisiteces cuando como en un sitio. Pedí dos cañas de cerveza y me sobró media, que también tomé después.

El servicio: ¡espléndido! ¡Estábamos sólos en el local y eso también ayuda!

He observado que, al igual que ocurre en la crítica cinematográfica, presuntos y entendidos gastrónomos difieren diametralmente en cuanto a sus opiniones... Lo que a unos gusta, otros detestan. ¡Y estamos hablando del mismo producto!

Como no me gustan los locales abarrotados, llamé antes y pregunté hasta qué hora se podía tapear con comodidad: me dijeron (y fue verdad) que, dependiendo de las variables circunstancias, hasta las 13:00 h. había garantías de poder comer sin aglomeraciones ni nervios (los que el público transmite, sépanlo, se trasladan al personal, por muy profesional que éste sea).

No comprendo las críticas negativas de algunos usuarios, que, bien por acudir a horas de masiva afluencia (¿acaso no ven cómo está el "patio" y hacen sus cálculos sobre cómo van a poder ser atendidos?... ¿o es que llegan y quieren ser los reyes de la fiesta y los primeros en ser agasajados?: ésta es la pija burguesía gastronómica, muy arraigada en la Comunidad Valenciana... ¡y también más allá de estos lares...), bien por no valorar el trabajo que conlleva el producto tal como lo preparan (¿se han fijado en que no hay espina alguna en las sardinas, y de la merma que esto puede suponer en un Kg. de sardinas frescas compradas en el Mercado Central?: hagan la prueba en su casa y saquen conclusiones...), se sienten defraudados...

¡Señores!: estos no son vasallos; son camareros (y quizás, no lo sé, también propietarios)y su mano de obra tiene un valor, como mínimo no inferior a la de sus clientes...

Para los demás, ¡a robar a los caminos!

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