Como en la película de Lawrence Kasdan, hacía mucho, mucho tiempo que no volvía a acudir, porque la última visita me dejó un sabor de boca algo agridulce por temas que no tienen que ver con la cocina y tampoco son demasiado importantes.
Es cierto que el local parece anclado en el pasado, pero, y esto es de agradecer, la cocina también. Por tanto, dimos buena cuenta de un plato de jamón y queso correcto, unas buenas patatas rellenas, buena también la menestra y muy, muy buenos el cordero, la garreta guisada y los callos.
De los vinos no puedo hablar, ya que no tomamos, pero en asuntos del comer algo tendrá el agua cuando la bendicen durante tanto tiempo.
No dispongo de precios, ya que fui invitado.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.