Bonito comedor situado en una bonita masía. Servicio eficaz y profesional

Bonito comedor situado en una bonita masía. Servicio eficaz y profesional, aunque frío y sin sonrisa. Copas Riedel para vino y cava. Carta de vinos extensa, pero sin propuestas novedosas. Buen pan, aunque sólo 2 variedades. Tomamos el menú degustación, al precio nominal de 53 euros por persona. Comida creativa e imaginativa, con "humos", varias "espumas". En general, buen producto, bastante bien tratado y elaborado, con cuidadas presentaciones. Varios entrantes, varios primeros, un pescado, una carne y 3 postres. Café con varios "petit flous". Nos gustó, pero no me resisto a hacer algunas observaciones, con ánimo constructivo, para mejorar: las copas de agua desentonan con las Riedel de vino y cava; las sillas de plástico, aunque con almohadilla, tampoco son adecuadas; las servilletas, tipo "fonda" son inadecuadas (deberían ser de hilo como el mantel; el azúcar en sobrecitos para el café tampoco está a la altura; la ternera que remata el menú, tampoco está a la altura, le falta sabor; las cantidades de algunos platos son realmente escasas, rozando la tacañería, especialmente la ternera y el arroz. Unos 60 euros por persona, vino aparte.

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