Ni tanto ni tan calvo

Local ya descrito y sin cambios a pesar de los años pasados. De forma rectangular con la carra a la entrada y a la derecha quedando la sala en forma de L con la cocina al fondo. Las mesas son amplias y cómodas al igual que las sillas, de diseño antiguo con borde en curva que tiene un buen efecto de acoplarse a la espalda. Mantel individual, vajilla muy floja, copas y vasos corrientes. Servicio en sala eficiente y buen ritmo desde cocina. Cubiertos los mismos de principio a fin.

No vimos carta de vinos porque ya llevábamos de encargo el cocido y eso implica acogerse al menú de cocido establecido que incluye la bebida y postre o café. Nos decantamos por las cervezas, Radler y de extras una curiosa (y desconocida para mí) agua de Lunares muy "agua" (insípida, incolora, inodora) y un vermut blanco anónimo porque vi no ya servido desde la barra. Pan básico nada destacable.

Todo lleno y con amplia mayoría de pedidos de cocido: montañés (se sirve a diario) y lebaniego (solo jueves y viernes). Hay un clásico menú del día por 10€. El cocido lebaniego es más a semejanza del cocido clásico madrileño, por lo que encargamos previamente el montañes. Este cocido incluye un plato de ensalada verde y tomate muy básica: posteriormente se sirve en puchero al centrocon  el propio cocido montañés en el que se incluye todo en una cocción conjunta quedando un caldo muy trabado a lo que contribuye sin duda las alubias (sustitutas de los garbanzos) y el tiempo de "chup-chup"; es recomendable comer con cuchara con lo que ya se indica el resultado final. En su interior una buena presencia de carnes gelatinosas (careta, manetas..) de cerdo y el compago (morcilla tipo de Burgos, chorizo, panceta...). Se puede repetir hasta decir basta, cosa que no hicimos, en parte porque pensamos que había algo más (otras carnes, verduras, patata, garbanzos o fideos u otra pasta..). Un sabor que ya entra solo por el olfato y que aún mejora al probarlo. Muy, muy sabroso aunque la textura gelatinosa puede frenar a los más sensibles que, sin duda, estarán equivocados porque merece la pena probarlo y disfrutarlo.

Para postre compartimos unas raciones de tartas caseras: de queso con mermelada de frutos rojos, de la abuela (la mejor) con chocolate caliente, de café y otra tipo pudding con las innecesarias presencias de los siropes. Para rematar un par de  cremaets bien hechos más otros dos cafés.

La sensación respecto a los comentarios anteriores es que ni tan bueno como el último ni tan "suspendible" como los primeros. Al menos el cocido montañés que tiene más de puchero (pote) que del concepto clásico, merece una visita.

  • cocido montañés

    cocido montañés

  • tartas caseras

    tartas caseras

  • puchero

    puchero

  • ensalada

    ensalada

  • cremaet

    cremaet

  • sala

    sala

  1. #1

    Joan Thomas

    Como bien dices, se deduce que merece unicamente la visita por su cocido montañés, que por lo leído te gustó.
    Saludos

  2. #2

    Abreunvinito

    en respuesta a Joan Thomas
    Ver mensaje de Joan Thomas

    Es un cocido bueno y diferente.
    Saludos

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