Estrellando la noche valenciana

Al entrar el lugar es agradable, ligera espera para ser atendidos por un apresurado "Hola", tras devolver las buenas noches nos señalan el lugar donde transcurrirá la velada. La mesa amplia y el lugar acogedor pero sin encanto. Para empezar pedimos un agua y un Perucchi, nos sirvieron un pan dulce con canela y una degustación de piruleta de hojaldre con foie y reducción de vino tinto (regular). El agua de benasal y vino Mas de Leda que me dió la impresión de no ser del gusto de la persona que nos atendía (detalle feo ya que si no es de su agrado tal elección que la quite de la carta o no haga aspavientos). A partir de aqui se acaban los peros y empieza el espectáculo. Pedimos un menú degustación formado por 4 platos: Croqueta de Rodaballo (soberbia), Esfera de patata (Buena), Presa ibérica (Muy buena), Cordero lechal (Bueno). Para terinar los postres que eran espectaculares: Falso bizcocho (soberbio), Algo de yema tostada con carpaccio de piña (Bueno) y un cortado. Servicio del vino bien, vajilla y copas correctas. El trato muy profesional pero algo frio.

Las oscuras noches valencianas se convierten en nits llenas de luz y estrellas, que te ofrecen el buen hacer y el buen oficio de la mesa y el vino, lugar para recomendar, para volver, para volver a volver y quedarse por siempre.

El precio por persona que he puesto lleva a error porque me acabo de percatar de que no nos cobraron los postres... como no creo que sea un detalle lo comentaré cuando vuelva.

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