Acudimos con ganas de probar este restaurante,.... y la experiencia fue un

Acudimos con ganas de probar este restaurante,.... y la experiencia fue un desastre.
Local con cierto atractivo, buena separación entre mesas, cubertería, mantelería y coperío muy correctos.
En cuanto a la comida nada que añadir a comentarios anteriores, buena en calidad y presentación de platos.
Correcta carta de vinos a precios exagerados; optamos por un Gramona y la pareja que nos acompañaba por un Guitián.
Empezamos a cenar a las 10 y salimos a las 12:50 debido a la exasperante lentitud y dilación entre platos, lo que resulta explicable si tenemos en cuenta que habían dos camareros para 25 personas.
Ni se reponía el pan, ni se vacían los ceniceros ni se llenan las copas.
Los vasos de los aperitivos estuvieron encima de la mesa hasta el postre.
En definitiva, el nefasto servicio nos amargó la noche y no permitió que disfrutáramos de la comida, que en honor a la verdad está bastante buena; esta circunstancia influye notablemente en la puntuación.
No vuelvo ni loco.