Escondido restaurante (si no vas orientado no lo encuentras) y el salón es

Escondido restaurante (si no vas orientado no lo encuentras) y el salón es como estar en el comedor de casa: tranquilo y relajado. Lo que habría que mejorar un poco son los aseos. La comida es excelente, especialmente la tapa inicial y los primeros y los segundos, aunque tal vez demasiado abundante si la idea es ir a cenar. Sorprende el estilo: no hay carta ni precios. El maitre canta los platos, y te dejas llevar por sus consejos. Quien se puede imaginar que, como primero, un plato de guisantes de Llavaneras con tocino pueda ser tan bueno, y sólo por 30 euros. De segundo, por otros 25-30 euros mas, el cochinillo confitado, sin llegar a la excelencia del cochinillo asado del Asador Las Cubas de Arevalo o de José maría de Segovia, también está muy bueno. Y de postre, las torrijas, estas sí son muy mejorables, por sólo 9 euros. Respecto la carta de vinos, que sí lleva precios, está muy sesgada al alza; aunque es una carta muy extensa, se echa en falta una mejor selección calidad-precio, teniendo en cuenta la variedad de denominaciones de origen que contiene. En total, se puede comer por unos 80 euros por persona, sin incluir la copa después del café. Les animo a que lo prueben y opinen.

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