El restaurante Monastrell, flamante nueva estrella Michelin en la Comunidad Valenciana (Alicante ya cuenta con 9 estrellas Michelin, a la cabeza en esta comunidad, por 5 de Valencia y 1 de Castellón) está ubicado dentro del hotel Hospes y dispone de atractiva terraza para el verano. La cocina se caracteriza por ser muy mediterránea, con atención sobre todo a los pescados y las verduras.
Nos toma nota la propietaria y chef María José San Román, muy amable y contándonos su reacción (lo mejor que le ha pasado en su vida, según ella) cuando se enteró de la estrella Michelin.
Optamos por el menú degustación que consta de 3 entradas, arroz, carne y 2 postres a 65€. Días antes a 50€, es decir, subida significativa e inmediata de 15€, fruto de la nueva estrella.
Empezamos con una degustación de diferentes aceites AOVEs, 2 de arbequina y 1 picual, acompañados con 3 trozos de pan.
A continuación las entradas:
Guacamole de guisantes con bogavante: buena combinación, aunque para mi gusto algo frío, hubiera ganado en sabor algo más atemperado.
Tartar de atún a modo de ceviche. Estaba acompañado con unas hierbas y algas marinas, crujiente de trigo y piñones. Excelente plato, pero con una ración escasa, casi ridícula, más aun teniendo en cuenta que el menú no era precisamente largo.
Caldero de alcachofas con calamar. Otro platazo. Se completaba con un espectacular caldo de marisco en caldero.
El arroz fue un arroz “socarrat” ,con setas de chopo silvestres y gamba roja. Presentado como una especie de costra de arroz, con los ingredientes citados encima. Nunca había probado un arroz parecido. Espectacular.
Cordero lechal con crujiente de pimientos choriceros y migas al azafrán. Esperábamos una ración algo más grande, siendo el último plato del menú. Una pena porque no fue así, un solo trozo de carne que podía comerse en dos bocados.
Dos postres:
Ensalada de frutas de otoño con vino dulce de moscatel. Primer postres sencillo, pero resultón. Las frutas, estaban maceradas en vino moscatel, concretamente Enrique Mendoza y estaba acompañado de una gelatina de este mismo vino en el fondo
Chocolates de diferentes orígenes. O dicho de otra forma, chocolate en texturas (browni, cremoso, helado, mousse y pepitas crujientes), postre repetido hasta la saciedad que no aporta nada nuevo. El chocolate, Valrhona.
En definitiva, presentaciones muy cuidadas, con mucho cromatismo y platos con mucho sabor, pero raciones escasas en casi todos los platos, incluido el pan (nos renovaron este hasta 5 o 6 veces), por lo que se corre el riego de quedarse con hambre.
Buena carta de vinos con una interesante selección de vinos por copas a precios razonables. Decidimos maridar el menú con un cava Agustí Torrerró, muy bien servido y en unas excelentes copas.
En la factura final, nos cobraron el agua, que supuestamente estaba incluido en el precio del menú, según nos dijo la chef y 3,75€ por los cafés, cuando en la carta marcaba 2,5€.
Al final nos fuimos con un sabor un tanto agridulce de un restaurante con una cocina de mucho nivel y gran empaque.