Situado en el centro histórico de la ciudad, en el barrio de Porta San Pietro, a pocos metros de las murallas etruscas del siglo III a.C., Porta Cornea.
Decoración moderna en un entorno antiguo. Ambiente elegante. Servicio atento y profesional. Sillas muy cómodas. Excelente separación entre las mesas, de buen tamaño. Mantelería y menaje de calidad. Dispone de dos menús: Sentir (Percepire) y Narración (Storytelling), de 85 € y 100 € respectivamente. Ofrecen maridaje con ambos menús a 35 € y 50 € respectivamente. También ofrece una docena de platos, incluidos los postres, a la carta. Carta de vinos amplia con predominio de referencias italianas. Me fui directo a los espumosos, aunque pregunté por un tinto de la zona que me interesaba probar. Lo tenían y me dijeron que podría tomar una copa con el plato de carne. Buenas copas. Precios x2 aprox. Servicio consistente en apertura, prueba, primer llenado y algún otro llenado esporádico durante la comida.
Cena para uno. Pedí el menú Storytelling.
Bienvenida de la chef:
- Grisines de aceite de oliva. Ligeros y muy sabrosos.
- Crackers de pan negro. No es que me emocionasen.
- Ensalada con rúcula, canónigos, hinojo, hierbas aromáticas, una bola de naranja y zanahoria y licuado de manzana y pepino. Muy refrescante y llena de sabor.
Entretenimiento entre Umbría y Puglia:
- Probeta de té de frutas cítricas con ginebra. No soy mucho de té, ni de ginebra, pero no me desagradó.
- Cannolo de perca del Trasimeno y ajo negro. Sutil.
- Samosa rellena de raíz de remolacha y anguila del Trasimeno. Potente.
- Taco de repollo relleno de repollo, setas, patatas, mejorana y avellanas. Yo lo llamaría saam y le quitaría la pinza. Ligero y sabroso.
- Pan de especias relleno de paté de pichón y gel de mandarina. Fantástico.
- Leche quemada de bacalao con sashimi de bacalao, uvas pasas, piñones y cerveza roja. Me recordó algo a un ajoblanco con atún que tomé en el Tellus. Delicioso.
Acabados la bienvenida y los entretenimientos, me trajeron un excelente pan de masa madre con un poco de delicioso aceite de oliva de la zona.
Puro de lubina
Lubina de Aquanaria / alcaparras / foie gras - Me encantó el equilibrio entre las alcaparras y el foie.
Pescadora mediterránea
Rape / agraz / piñones / rúcula - Suave y sabroso.
La codorniz va a Puglia
Codorniz / erizo de mar / alquequenjes - Sorprendente mar y montaña.
Gnocco de Trasimeno
Gnocco de nabo rojo / anguila ahumada / manzana / eneldo - Potente, original.
Recuerdo de la infancia
Espagueti monograno Felicetti / jugo de raíz / yema de huevo / manzanilla - Espectacular. Y yo que era feliz con los macarrones con tomate... :-D
Entre Umbría y Publia
Cordero/ lampacioni / fruta deshidratada - Carne tierna y muy, muy sabrosa con una sencilla y deliciosa guarnición.
Prepostre (No aparece en el menú)
Helado de leche con polvo de setas, polen, aceite de oliva, vinagre balsámico y caramelo salado de trufa - Diferente, pero lo disfruté muchísimo, me encantó.
Ciaramicola
Alchermes / merengue / mango / peras / kiwi - Original interpretación del pastel típico de la Semana Santa en Perugia. Dulzor moderado, adictivo.
Petit fours: Por resumir, hubiese repetido varias (muchas) veces... y sin tomar café.
- Espuma de mango y maracuyá.
- Galleta con gelatina de sauco.
- Pasticciotto Leccese con natillas y cereza negra.
- Chocolate negro relleno de chocolate blanco y arándanos.
- Almendra garrapiñada
Para beber, una botella de agua (4 €), una botella de Berlucchi '61 Nature 2016 (55 €), con su cubitera, y una copa de Château Dudon 2013 (15 €).
Algunas cosas que no me gustaron:
- No entiendo por qué cobran 5 € por el cubierto en un menú degustación :-/
- Algunos platos tardaron bastante. No sé si tuvo algo que ver que me los sirvieron a la vez que en la mesa de al lado.
- No funcionaba el aire acondicionado y hacía mucho calor en el comedor, tanto que tuve que salir a media cena a tomar el aire porque sudaba a mares. Se hubiese agradecido un ventilador cerca de la mesa... O un abanico.
- Que te cobren 15 € por una copa de un Sauternes de gama baja que no llega a los 30 € de coste, y que encima sea el único vino dulce a copas (entiendo que el del maridaje) me pareció inaceptable, y así se lo hice saber al sumiller, quien respondió que era una "mala añada". Si lo sabes, ¿por qué lo sirves?
- No me parece aceptable que te digan al principio de la cena que te pueden servir una copa de tinto con el último plato y, llegado el momento, te digan que no puede ser.
- Si no me van a poder servir el vino durante toda la comida, al menos que me lo pongan cerca. Tuve que levantarme bastantes veces para rellenar la copa.
En el lado positivo, el esfuerzo de una de las camareras, Monica, por traducirme todo el menú al español y detallarme los platos que no aparecen especificados en el menú. Todo un detalle.
En cuanto pongan tanto cariño en el servicio del vino como en el de la comida, me parecerá un restaurante sobresaliente.
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