Qué bien se bebe y se come con Antonio en Málaga

Me he permitido corregir el local Araboka (ex Eboka) con su actual nombre de Araboka Centro ya que se ha abierto uno posterior como Araboka Plaza al que me voy a referir, aunque en ambos se bebe y se come bien con Antonio como ya ocurría en su primer Dom Vinos.

El tiempo hace evolucionar y va poniendo a cada uno en su sitio y Antonio ha conseguido que su primitivo mini local de vinos y comidas (siempre por ese orden) alejado del centro y muy reducido en tamaño pero que ya era grande en sus platos y en sus vinos. Luego vino el local céntrico, Eboka, ganado en espacios y en prestaciones que creció hasta hacerse el Araboka Centro y posteriormente con su gemelo Araboka Plaza; todo ello progresando también en calidad y cantidad y rodeándose de un equipazo en cocina y en sala, amén de sortear crisis y crisis, pandemias y guerras. Casi ná.

Se plantea viaje por la provincia de Málaga y lo único que tenía claro es que algún día, el que fuera, tenía que haber una parada en la capital y un destino fijo: volver con Antonio a disfrutar y para el que tenía reservado mi comentario número 2.000 en Verema (el 1.000 creo fue La Salita).

El local, en la parte nueva de la ciudad, cerca del Corte Inglés y de la estación AVE, en una amplia plaza peatonal tiene un exterior que recuerda el clasicismo de restaurante de los que, nada más verlo, piensas: "aquí se debe comer bien". Se autotitula "Casa de vinos y comidas" y es que estás como en casa y de vinos y comidas, como bien dice cuando se presenta: "hasta que imploren clemencia".

En su interior tiene una enorme barra en U con una parte de mesas más una escalera que sube a un pequeño reservado para 3-4 mesas donde nos ubicamos; la decoración es muy curiosa pues encuentran versiones irreverentes de cuadros famosos (ver foto) que podíamos titular como "pintura de fusión" (mezcla de lo clásico y de lo futurista) que me encantaron. El servicio en sala (Antonio aparte) fue impecable en conocimiento de los platos y de los vinos, en su servicio, en su cercanía y en su elección porque ninguno de los cuatro comensales pedimos nada desde que entramos; bueno sí, pedimos parar cuando ya no éramos capaces de apreciar más ni comida ni bebida. Aquí son de la liga del "mantel y servilletas de tela" bien cuidadas y las copas, vajilla, cambio de cubiertos, etc.. a nivel superior.

Con un muy buen ritmo de salida de platos desde cocina y de llenado de copas desde la sala, por primera vez y en honor a esta casa de vinos y comidas y de Rafa un crack de sommelier que nos acompañó en toda la comida con un servicio impecable, comentaré primero el vino y luego el plato que le acompañó; tomamos y disfrutamos de:

. Callejuela manzanilla en rama: una joyita con algunos años de una bodega lamentablemente ya desaparecida y llevada desde la bota a la botella; resultó muy salina, mineral, balsámica y larga en boca. Compartimos con unos fiambres de presa de cerdo ibérico alimentado con bellotas y castañas en la zona de Dehesa de los Monteros en Ronda; también morcón de panceta y chorizo; además un aceite de Málaga envasado especial para Araboka con un buen pan al que hubo que resistirse porque el menú se preveía largo.

. Savagnier 2022 Domaine Berthet- Bondet, un blanco de crianza biológica del Jura, que ha cambiado su oscura etiqueta a sus menos de 5000 botellas de producción y estaba también muy fresco, floral y mineral, largo en boca, quizás algo joven. El plato amigo fue un tartar de salchichón de Málaga en su receta original cortado a cuchillo (no muy pequeño) y se añade los ingredientes del tartar tradicional (pepinillo, alcaparras, perejil fresco, cebollita morada y mostaza); luego se añade miel y una reducción de Pedro Ximénez con pasas para hacerlo más local. Un platazo que llena más de lo esperado.

. un Torelló 2a 18/19 brut nature es el siguiente vino coupage de esas muy diferentes (lluviosa y seca) dos añadas con 42 meses de crianza en rima y limitada producción. En la parte sólida también una rareza: esturión de Riofrío con huevas de trucha y salicornia. La combinación del pescado graso y el espumoso es la perfección armónica absoluta.

. seguimos en blancos, a cada cual más diferente, con la Famille Hugel Classic Gewürztraminer 2019 de Alsacia con ese punto facilón de la uva para, esta vez, hacer contraste con un ajoblanco versión de invierno hecha de anacardos y castañas con un punto de mango de la Axarquía con una presentación a modo de cuadro de Miró; ¿y el sabor? pura elegancia; ¿y la textura? fina y delicada; platazo.

. cambio de tercio de tipo de vino: Poley palo cortado en rama solera 25 años de la parte más exclusiva de la bodega de Toro y Albalá con un color ámbar compleja nariz de muchos matices y frutos secos y bollería quedando seco y con acidez en boca; magnífico y para durar casi eternamente. Este vino puede ir con cualquier comida pero pelea de igual a igual con la complicada alcachofa confitadas en AOVE y salteadas con trocitos de jamón ibérico con huevo escalfado y un velo de papada de la Dehesa de los Monteros. ¿Hay algún ingrediente de comida o de vino con más sabor? Todos contra todos y ningún ganador, todo equilibrio e intensidad; una maravilla.

. nuevo cambio de tercio y nuevo y más diferente vino blanco: Malkoa 2015 un txacolí complejo de edición limitada y poco más de 6500 botellas con crianza de 20 meses con sus lías en ovoide de hormigón que me sorprendió por su falta de acidez (aquí solo en nariz en aromas cítricos) en boca siendo más ligero de lo esperado; no lo acabo de entender. Para comer y al grito de "menos ceviches y más escabeches" nos encontramos un escabeche de urta (¡casi ná!) potente pero elegante, sabroso y jugoso con perfecto paso por el fuego; una delicia.

. Un tinto de guarda: Viña Tondonia Reserva 2011 un clásico para no fallar después de tantos riesgos corridos (y acertados) con los blancos; si quieres disfrutar de un clásico algo modernizado de Rioja, éste es tu vino. En el plato tenemos un buen pluma de cerdo ibérico de bellota de Guijuelo con un pesto rojo con un pasp por plancha ajustado dejando una carne tierna jugosa y sabrosa.

Creo que el poco riesgo en el tinto es porque debía venir algún plato y vino más contundente detrás (quizás esa maravilla de cabrita de los montes malagueños) pero el copioso desayuno del hotel y aunque nos resistimos a las almendritas fritas de los puestos callejeros, no pudimos seguir y sacamos bandera blanca para rendirnos. Además y entre plato/vino y plato/vino bajé a la barra a tomarme una copa de un maravilloso (y desconocido) champagne junto a un forero de Verema muy amigo de Antonio; lamentablemente no recuerdo lo bebido.

. pero postre sí que cade, así que un PX de Arcos de Monclinejo Trasañejo dulce natural de viñedos centenarios de la montaña malagueña con una larga crianza en soleras de más de 30 años; vinazo, vinazo. El postre consistió en pastel de 3 leches una mezcla de texturas, sabores y temperaturas sin ningún exceso de dulzor que es una madalena que bañan en Baileys leche condensada y leche evaporada por encima un helado de crema tostada. Genial.

¿Un final feliz? Pues sí. Además de unos buenos cafés, rematamos el ágape con tres excelentes Gin Tonics (Le Tribute Gin) y un Vodka (Belvedere) con naranja con algo de sobremesa recordando los platos y los vinos para que permanezcan eternamente en la memoria, como nuestro recuerdo con Antonio y su equipo, que todos estos extras fueron por cuenta de la casa, sin contar además que el precio del maridaje (25€ p.p.) fue un regalo. 

¡Gracias por hacernos felices!