QUIERO Y NO PUEDO, NI ME APETECE

Nos habían hablado bien de este Restaurante. Así que Mriajoselita y yo reservamos mesa con 2 semanas de antelación. Al llegar habían extraviado la reserva. Nos tuvieron 20 minutos esperando en una barra de bar estilo "pueblo cutre salchichera". Pasamos al interior, unas 10 mesas, alrededor de 40 comensales de capacidad. La mitad vacías (¿Por qué la espera?). Nos traen la carta, con 4 sugerencias del día transmitidas oralmente y con muy poca gracia. Leemos la carta, releemos la carta, contamos los platos de la carta, nos imaginamos los platos de la carta, jugamos al 3 en raya con la carta, vaya que esperamos 25 minutos de reloj hasta que viene un individuo y nos pregunta "Si hemos escogido ya...". Verá, pues sí, le vamos a encargar hasta los postres de tirón. No quiero alargarme, que bastante larga fue ya la "comida". Tardaron 20 minutos más en servirnos los primeros platos: "Ensalada de Pulpo con patatas" NI FU NI FÁ y Revuelto de cantarellus COMESTIBLE. La espera para los segundos fue aún más penosa, 30 minutos y en medio el camarero diciéndonos si habíamos elegido ya el postre. PENOSO. Los segundos para tirárselos a la cara: Un estofado de jabalí, que estaba más seco que una mojama (devuelto a la cocina en su 90%) y un "lechón con setas", plato recomendado del día, al que le sobraban unos cuantos litros de aceite. De vino, ingenuos de nosotros, nos pedimos un "marques de Arienzo Crianza del 2002", nos lo abrieron y lo dejaron en la mesa, sin más. La temperatura de café-cortado. Con todo esto, el "camarero" disculpándose porque estaban "agobiados ante tanta clientela (sic)". El precio final de tanta profesionalidad: 79,50€ 2 personas. En resumen porque no quiero extenderme: PARA OLVIDAR.